viernes, 15 de enero de 2010

"Orgullosas de ser madres"

Diciembre ha sido un mes de emociones intensas... como me ha recordado Elsa Punset, las emociones son todas necesarias, las que nos parecen positivas y las que no. Y me ha puesto en contacto con un gran abanico de ellas.  Aquí quiero destacar las positivas, y algunas tuvieron que ver con muchas lecturas. Entre ellas, y sobre todo, el número 1 de la revista Criar (de allá por 2008) y el número de diciembre de 'El mundo de tu bebé'.

De esta última, dos artículos llamaron poderosamente mi atención, y uno de ellos es éste: "Orgullosas de ser madres", y me gustaría transcribirlo para aquellos que no tenéis la revista. Aquí está.

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ORGULLOSAS DE SER MADRES

Tener un bebé es una de las grandes transiciones de la vida para las que no hay un ensayo previo. Ser conscientes de esta dificultad nos puede ayudar a valorar cada uno de nuestros logros.

(Texto extraído y adaptado de Lo que hacen las madres. Sobre todo cuando parece que no hacen nada. Naomi Stadlen (Ediciones Urano))

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La mayoría de la gente está de acuerdo en que ser madre es un trabajo muy duro. Pero ¿cuál es exactamente el trabajo de una madre? En esto hay menos acuerdo. La gente parece pensar que cuidar a un bebé no tiene nada que ver con el trabajo que ser supone que debe hacer una madre.

Por ejemplo, imagina a una madre que está enjuagando la ropa de su bebé. Sabe que su hijo está dormido pero que puede despertarse en cualquier momento. Efectivamente, unos minutos después el niño empieza a llorar, así que la madre se seca las manos y va rápidamente a cogerlo. Parece que está alterado, así que lo acuna un rato. Luego se pregunta si ha tenido un mal sueño y empieza a cantar una cancioncilla que le gusta y suele animarlo. ¿Cuál de estas actividades es su trabajo?

La mayoría de la gente diría que al enjuagar la ropa está trabajando, mientras que al coger a sus bebé tiene que dejar de trabajar. Las madres suelen hablar de una dolorosa sensación de "fracaso" en esos momentos en los que, si prestásemos más atención, nos daríamos cuenta de que están cuidando a sus hijos. Lo contrario también es cierto. Cuando una madre está ocupada con tareas domésticas concretas y visibles, pero de carácter secundario respecto a sus obligaciones maternales, es muy probable que tanto ella como otras personas digan que está  "consiguiendo hacer su trabajo".

Hoy en día una madre puede sentirse muy sola. La mayoría de la gente no es consciente de lo que hace. Esto no se debe a que la maternidad haya cambiado. Los elementos esenciales de la maternidad parecen ser invariables. Pero el mundo que rodea a una madre está cambiando siempre. Sin embargo, las madres no pueden retirarse a un vacío social. Ser madre es tanto un papel privado como social. Cada madre construye un puente que conecta a su hijo con la sociedad que  todos compartimos. Si es un buen puente, su hijo podrá utilizarlo para acceder al mundo exterior. Ese puente está basado en su relación mutua. Si se puede relacionar bien con su hijo, éste tendrá la oportunidad de convertirse en una persona que se relacionará bien con nosotros. El conjunto de nuestra sociedad depende de cómo se relacione cada madre con su hijo. Ése es su trabajo maternal.

A la mayoría de las madres les preocupa mucha que la gente que las rodea apruebe a sus hijos. La respuesta más despreocupada de otra persona puede afectar a una madre durante todo el día. Pero ¿cómo puede comunicar la gente sus reacciones de una manera responsable si no se da cuenta de lo que hace una madre cuando está cuidando a su hijo? No es que no les importe. La mayoría de la gente tiene una opinión muy clara sobre cómo hay que educar a los niños. Pero cuando ven a una madre sentada tranquilamente con su bebé, no pueden ver nada concreto. No es la idea que tiene la mayoría de la gente del trabajo de una madre.

Esta falta de comprensión es más evidente si pensamos en un niño un poco mayor. Por ejemplo, podemos observar a una madre con su hijo en un supermercado. La madre está relacionándose con él de varias maneras a la vez. Le está inculcando el comportamiento que considera apropiado para un niño de su edad en un lugar público. También le está demostrando cómo debe comportarse en un supermercado al decirle que no se tiran las cosas de las estanterías y que no se llena la cesta con todo lo que hay a mano, sino que se eligen los productos y se paga por ellos. Le está demostrando sus valores personales al comprar, por ejemplo, calculando precios, o dando prioridad a la rapidez y demostrándole cómo se relaciona con los empleados. No le está enseñando en un sentido estricto, sino compartiendo su mundo con él, y esto es agotador. Todo le cuesta el doble de tiempo,y tiene que desviar su atención continuamente del mundo adulto de las compras al mundo infantil de su pequeño acompañante. Si hay algún malentendido, tendrá que mediar entre estos dos mundos.

Pero ahora llegamos a la falta de comprensión. Si preguntamos a la madre del supermercado qué está haciendo, casi con toda certeza respondería: "la compra". Si preguntásemos a otros compradores y empleados qué creen que está haciendo la madre, la mayor parte diría: "la compra". Sin embargo, la madre está haciendo dos trabajos, no sólo uno. El segundo es un trabajo silencioso que se deriva del primero. No tiene un nombre específico. Cuando un niño comienza a ir a la escuela, los profesores hablan de la importancia de la 'socialización'. Sin embargo, cuando una madre esta socializando a su hijo de forma gradual y haciendo muchas más cosas, no se le tiene en cuenta, porque todo el mundo cree que simplemente está "de compras".

Si la actividad de la madre se limita a "comprar", entonces la compañía de su hijo parece un impedimento. La obliga a ir más lenta y le impide hacer las cosas con su eficacia habitual. Pero si reconocemos que todo esto forma parte de su trabajo, podríamos redefinir su tarea como "cuidar y comprar". Eso daría a su hijo una posición legítima en sus acciones. También explicaría por qué una madre puede estar tan cansada e irritable después de ir de compras. Dos trabajos son más duros que uno. Y le resulta aún más duro si ignora el segundo y cree que sólo ha realizado el primero. En vez de estar satisfecha por haber combinado dos trabajos razonablemente bien, por lo general acaba enfadada consigo misma por hacer uno aparentemente mal.

Cuando la madre y el hijo llegan a casa, suele haber otros ejemplos de esta falta de comprensión. Al sacar las compras, la madre ve el resultado de sus esfuerzos. Pero al mirar al hijo, no observa un gran cambio. Ha intentado ser paciente con él, pero parece cansado y enfadado, y es posible que tenga hambre. ¿De qué ha servido todo su esfuerzo maternal? Como se lamentaba una madre: "cuando estás trabajando, sabes qué has hecho durante el día. Has hecho tantas llamadas de teléfono, has escrito tantas cartas y tienes algo para demostrarlo. Pero cuando lo miro después de estar trabajando todo el día, pienso: ¿Dónde está la diferencia?¿Dónde ha ido todo mi esfuerzo maternal?

No ha desaparecido, pero es difícil de reconocer. Está ahí, enfrente de ella. Es posible que su hijo esté enfadado; en este caso puede ser porque lo ha cuidado bien. No está enfadado con ella, sino para ella. La diferencia es crucial, pero fácil de malinterpretar. Un niño enfadado confía en su madre y espera algo de ella. Le pide más que a otras personas porque ella está cerca de él y parece comprenderlo. Normalmente está seguro de que su madre se lo arreglará todo. "Un bebé que llora mucho puede hacerlo porque tiene una estrecha relación con la madre", señalaban dos perspicaces investigadores de un hospital de Londres. Pero esto va en contra de una suposición cultural muy extendida según la cual si un bebé llora y un niño se enfada es porque hay una mala relación. Por lo tanto, desgraciadamente, la mayoría de las madres no se toman como un cumplido que sus hijos lloren o se enfaden. El enfado de los niños, que muchas veces puede indicar cuánto confían en sus madres, se suele malinterpretar como una prueba de fracaso maternal.

Los bebés no suelen confirmar que las madres hacen las cosas bien. A una madre le tranquilizaría que su hijo le dijera de vez en cuando: ¡Anímate, mamá! Te estás relacionando muy bien conmigo." Pero los bebés no pueden hacer esto. Una madre puede sentirse muy sola e incomprendida durante esas primeras semanas (...)

Una desorientación intensa

 Las frases que más repiten las madres son "no hago nada" y "no consigo hacer nada". Así es como describen su experiencia. Deberíamos escuchar atentamente y preguntarnos qué significa "no hacer nada". Antes se suponía que era la ausencia de "hacer algo". Pero al escuchar lo que dicen las madres, parece que es una experiencia en sí misma. (...)

Cuando una madre considera su forma de utilizar el tiempo como "no hacer nada" es incapaz de ver lo que  hace como parte de un cambio deseable y significativo. Como no ve ningún cambio, puede pensar que la acción (o inacción) maternal de estar con su bebé no tiene ningún valor.

Esto contrasta con la opinión popular de que las madres siempre están ocupadas. Una "madre ocupada" es casi un cliché. Este término sugiere una gran cantidad de acciones útiles y visibles. Pero la vida con un bebé durante los seis primeros meses puede 2007082932bebe_t no ser activa en absoluto. Normalmente es lenta. Por ejemplo, una madre no puede apretar un botón de aceleración cuando está dando el pecho a su hijo. Mama, se para, la mira a la cara durante un rato, sigue mamando, cierra los ojos y se adormece, pero se despierta enseguida para seguir mamando si ella se mueve. ¿Ocupada? Incluso su mente parece ir más lenta. Más tarde es posible que esté un rato ocupada limpiando, ordenando y llamando por teléfono. Pero esas acciones están menos relacionadas con el hecho de ser madre. Tienen más que ver con cuidar la casa, al resto de la familia y a ella misma.

Todo este tiempo está con su bebé. Es esa relación invisible la que hace que le parezca que "no hace nada". En vez de ocuparse con una larga lista de tareas, está reduciendo el ritmo de su vida para adaptarse al de su bebé. Para cualquier persona acostumbrada a la velocidad de la vida urbana, el contraste es enorme. También tiene que renunciar de algún modo a su conciencia activa y acceder a algo más simple y antiguo para acercarse al mundo de su bebé. No es fácil. Sin embargo, ahí está la clave de la relación trascendental entre los dos. Lejos de no hacer nada, está haciéndolo todo.

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Equilicuá, que se decía en mis tiempos... SER MADRE Y SER AMA DE CASA SON DOS COSAS DIFERENTES, OIGA!!!!!!!

SER MADRE: cuidar de los hijos

SER AMA DE CASA: cuidar de la casa.

ES-TANQUE: agua para patos.

Yo tenía este run-run desde siempre... cuando nació Mateo, muchas mujeres me decían, "Hay que ver, pobrecita, es que con lo llorón que es, todo el día en brazos, no tendrás tiempo de hacer nada!!". Con "nada" no se referían (que hubiera estado bien) ni a bañarse, ni a leer, ni a ver la tele, o a tocarme la pochocha sin más. Se referían a mis 'obligacionesmarujilesdenuevamadrequeademásnovaatrabajarfueradecasa'. Léase: hacer la comida, barrer, fregar, limpiar el polvo, hacer las camas, poner lavadoras, planchar, etc.  Yo, ya lo he dicho en más ocasiones, nunca he sido muy buena maruja. No me disgustan las faenas de la casa, algunas incluso me gustan, pero no soy muy exigente. No lo era antes, y ahora mucho menos. Y recuerdo que pensaba "pues sí, no tengo tiempo de hacer nada". Y ya entonces, aunque fue mi época 'fuera de mi cuerpo', no estaba en sintonía con lo que ellas me decían. Porque aunque aún no me había dado cuenta, efectivamente, mi orden de prioridades iba a ser primero mi hijo, luego yo, y por último la marujidad. Desde luego, para las 'buenas madres de toda la vida' eso sólo significa que, poniendo como excusa a mi hijo, soy una auténtica guarra.

Bienvenidas seáis todas con una mopa para el polvo... :P o mejor, traeros dos, que os van a hacer falta.

Imágenes:

http://www.istockphoto.com/file_closeup/illustrations-vectors/6743798-busy-mother-and-children.php?id=6743798

http://www.elconfidencial.com/cache/2007/08/30/18_acunar_brazo_derecho_signo_estres_segun.html

8 comentarios:

  1. Este artículo si que me la había leído y se lo he puesto a Jordi en su "lista" de lecturas "recomendadas".
    Tienes toda la razón, yo ya llevo tiempo perdida entre el desorden.. pero es lo que pasa, que me debería importar poco y poco me importa... lo más difícil , a veces, es que le importe también poco a quien convive contigo... ay ay ay

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  2. Ale, pues haz como yo... al que tanto le moleste, que se ponga las pilas y tome la iniciativa.

    Con quien 'convivo' le molesta tanto el desorden (ya ha pasado a nivel 'caos' jajaja) como a mí, pero desde luego no se le ocurre ni decirme, ni sugerirme, espero que ni siquiera pensar, que el solucionarlo sea SÓLO cosa MÍA. Yo asumo que ciertas tareas básicas, principalmente comprar lo del diario y hacer de comer, poner alguna lavadora... son cosas mías porque temporalmente soy mami a tiempo completo y paso más tiempo en cada... pero nada más.

    Yo dejé de trabajar para ser madre, no para ser la sirvienta de mi marido. Los pobres no tienen criados, he oido yo muchas veces :)

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  3. Muy bueno este también, oiga!!!
    Gracias!!!

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  4. Me ha gustado mucho esto:

    "Cada madre construye un puente que conecta a su hijo con la sociedad que todos compartimos. Si es un buen puente, su hijo podrá utilizarlo para acceder al mundo exterior. Ese puente está basado en su relación mutua. Si se puede relacionar bien con su hijo, éste tendrá la oportunidad de convertirse en una persona que se relacionará bien con los otros. El conjunto de nuestra sociedad depende de cómo se relacione cada madre con su hijo. Ése es su trabajo maternal."

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  5. Pues sí, Ile, se me pasó resaltarla, pero es otro párrafo clave del artículo. Y tanto!

    Me alegro de que te hayan gustado los artículos. Realmente es que esta revista es muy diferente :)

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  6. jajajaja!!! muy bueno!! tienes toda la razón, por casa también pueden pasar si quieren!!!!

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  7. Caray me he perdido muchas contestaciones y comentarios nuevos (yo también quería poner como tú lo de los comentarios recientes, ya me dirás, porque lo he intentado... pero mis nociones son tan limitadas....
    Yo también tengo claro que "todo esto" es cosa de dos, y Jordi casi que lo tiene más claro que yo. Él no "ayuda", él es más del 50%... pero cuando yo le digo que desordenados somos los dos (aunque el desorden también nos incomode por igual, que le vamos a hacer) el tío me dice que es que yo se lo he "pegado" ¿Que te parece? :DDDDDDD He de reconocer que yo soy de naturaleza desordenada... y también hay que aguantarme. Pero me encanta el orden... las papelerías, las ferreterías, las bibliotecas, las tiendas de ropa (por la mañana temprano),las "super-cocinas" de las revistas... ¡Qué chulada! El caso es que las casas me gustan un poco "vividitas" Je , je.

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  8. Jajajjajajajajaja!
    Ay, Ale, me parto, me siento absolutamente identificada con esto

    "He de reconocer que yo soy de naturaleza desordenada... y también hay que aguantarme. Pero me encanta el orden... las papelerías, las ferreterías, las bibliotecas, las tiendas de ropa (por la mañana temprano),las "super-cocinas" de las revistas... ¡Qué chulada! El caso es que las casas me gustan un poco "vividitas" Je , je"

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