lunes, 9 de agosto de 2010

Las “chicas buenas” y la dishidrosis

Voy a escribir este post, a sabiendas de que después del de la hiperemesis, corro el riesgo de que quien lo lea piense que soy un sucedáneo cutre de Saber Vivir (pero menos cutre que el Más Vivir de Intereconomía jajajjaa lo siento, es una broma ‘interna’…).

Pero lo voy a escribir, primero, por desahogo. Y segundo, muy relacionado con el desahogo, por la  esperanza terapéutica. Y cómo  no, también con la intención de ayudar, si es que alguien más se encuentra/ha encontrado/encontrara en la misma situación.

Hace unos días, me desperté por la noche con un horrible picor en los dedos de los pies. Era una comezón horrorosa. Me rascaba un pie con otro y no hacía sino ponerme peor. Un mosquito no podía ser, porque me picaba por todos lados en todos los dedos. Intenté serenarme y seguir durmiendo, pero al final no pude más, y me levanté a ver qué era aquello. Tenía todos los dedos de los pies, desde un poco más arriba del nacimiento de los dedos, y especialmente por los lados, llenos de granitos minúsculos, y la piel roja e hinchada (por el rascado, imagino). Me sonaban, porque desde hace unos meses había sufrido esos ‘granitos’ en la mano derecha, pero sólo entre el dedo índice y corazón. Como los de los pies, me picaba y me dolía, pero con mi habitual pereza a visitar consultas médicas (por chorradas), lo dejé pasar. Iban y venían, cada cierto tiempo. Pero esto de los pies me acojonó, porque me dolía tanto que casi no podía caminar. Así que cuando me levanté, fui al médico.

Le comento los síntomas, cuándo, cómo apareció… y me dice que tiene pinta de ser dishidrosis. Y le pregunto que eso qué es, y me dice que es un trastorno por una alteración en el sudor. ¿Una alteración en el sudor? Pero … ¿a causa de qué? Le digo que yo no he cambiado nada en los últimos meses, ni en cuanto a dieta, ni medicamentos, ni nada. Y me dice que es que ‘no se sabe la etiología concretamente’.  Que a veces lo provocan algunas sustancias, como los jabones, las cremas, los tintes de la ropa… y yo me quedo pensando… ya, pero es que yo utilizo el mismo jabón, sigo sin utilizar ninguna crema, y la ropa es la de siempre… pero pillo la indirecta de ‘etiología incierta’, y no pregunto más. Me receta una pomada con corticoides, y me dice que me la de hasta que cese el picor una vez cada 24 horas. Cosa que he hecho. El picor ha durado más o menos 3 días, y decidí que con eso ya estaba bien de corticoides.

Como lo de ‘etiología incierta’ no me deja muy satisfecha, recurro a la fuente de todos los pacientes insatisfechos: internet. A pesar de lo peligroso que esto, pues puede uno encontrar de todo, y no todo muy científico ni muy verificable. Googleo ‘dishidrosis’, y en la primera entrada, me encuentro con esto:

CAUSAS

Desconocidas, aunque parecen estar relacionadas con períodos de ansiedad, estrés y frustración en las personas que no exteriorizan sus emociones.
Las personas con dishidrosis tienen dificultades para relajarse, aún fuera de los períodos problemáticos
.
Este problema no está provocado por la retención del sudor, como se creyó en su momento, creencia que le dió el nombre.

SÍNTOMAS

Pequeñas ampollas con las siguientes características:
Las ampollas son muy pequeñas (1mm o menos de diámetro).
Aparecen en las puntas de los dedos de las manos o pies, las palmas de las manos o las plantas de los pies.
Las ampollas son opacas y se nivelas con la piel o son ligeramente prominentes.
No se rompen fácilmente.
En ciertos casos se juntan para formar una ampolla grande.
Las ampollas pueden picar, doler o no producir ningún síntoma.
Empeoran al contacto con el jabón, el agua o substancias irritantes.

FACTORES DE RIESGO

Sexo femenino.
Estrés e interiorización de frustraciones o enfados.
Personalidades obsesivo-compulsivas.(…)

En Salud y Medicina encontré esto: “ La dishidrosis es una afección cutánea poco común, derivada del estrés, que afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 50 años. Pese a que la Medicina no tiene una explicación concreta del mecanismo que la desencadena, una y otra vez se ha encontrado su estrecha relación con períodos de ansiedad o frustración al no poder exteriorizar las emociones. (…) Hasta hace unas décadas los dermatólogos (especialistas médicos en la salud de la piel) pensaron erróneamente que el problema era provocado por la retención de sudor, tanto así que su nombre, derivado de la palabra “hidrosis”, refiere a la secreción de agua por la piel. Ahora se sabe que su origen es emocional, y que debe recibir tratamiento encaminado a atender las molestias que genera y a que el paciente controle mejor sus estados de ansiedad.”

También se especula con que tenga una causa orgánica, como he leído en otros sitios, y así efectivamente puede que aparezca como una especie de reacción ‘alérgica’ a algunas sustancias y no tenga nada que ver con el estrés ni nada parecido.

En mi caso, me dí de bruces: casaba todo. No puedo explicar mucho más, porque este blog no es lo suficientemente anónimo, pero estoy HASTA LOS HUEVOS.  Y principalmente, hasta los huevos de CALLARME. De TRAGAR. De tragarme mi propio veneno (ya sabéis, de cuando una víbora se muerde la lengua, es lo que le pasa, que se envenena). Y ayer me hizo gracia darme cuenta de que este es un mal que debe ser muy, muy frecuente entre las típicas “chicas buenas”. A unos les da por las úlceras de estómago; a mi, hasta que tenga noticias de si tengo alguna también o no, me ha dado por la dishidrosis. Jatetú.

De repente, fantaseaba con no ser una “chica buena”. Porque, probablemente, en el fondo, tampoco lo sea. Buena, quiero decir. A lo mejor las niñas buenas sólo son una pandilla de frustradas que aprendieron que, callando lo que les molestaba POR NO MOLESTAR A OTROS, agradaban a todo el mundo (cómo no!). Las arpías deben tener mucha mejor salud, y a lo que se ve, no duermen mucho peor, tampoco. Así que me he encontrado deseando secretamente convertirme en la segura arpía que llevo dentro. Por motivos de salud, estrictamente.

Y reflexionar sobre la dishidrosis tan cercano a la hiperemesis me hizo pensar… cómo a la primera se le niega ‘oficialmente’ (“no sabemos”) un componente emocional, y a la segunda, se le niega uno orgánico (“el problema es tu actitud”). Qué curiosa, la medicina…

Si ya tenía razón el sumo saber popular de las puertas de los aseos de los tugurios: LAS CHICAS BUENAS VAN AL CIELO, Y LAS MALAS VAN A TODAS PARTES. Ser una chica buena es supina mierda. Porque, de cualquier forma, por mucho que una intente ser lo mejor que sabe ser, siempre va a haber quien te tire por tierra. Pues entonces igual va a ser mejor que hablen con causa!

No me enrollo más, esto es un puto testamento ya. Pero, si creéis que estáis en riesgo, no os ‘dishidroseis’!!!! Seguro que no merece la pena.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Hiperemesis gravídica. Cuando un embarazo se convierte en una pesadilla.

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He tocado este tema por encima cuando he hablado en alguna ocasión de mi embarazo, pero nunca le he dedicado la atención debida. Creo que por el afán de evitar hablar de cosas desagradables. Pero si algo he aprendido en el camino de la maternidad es que las cosas desagradables también existen en el algodonoso mundo rosita del embarazo, parto y lactancia que nos pinta la ficción, y que si hablamos de ellas, podemos ayudarnos mucho unos a otros. Recientemente he aprendido también que la base de muchos traumas está en sucesos que, por desagradables, no han sido reconocidos ni nombrados, y ya se sabe que lo que no se nombra, no existe. Y si no existe, ¿de qué coño se supone que te quejas?
¿Por qué viene este tema ahora otra vez a mi mente? Curioso juego de fechas. Hace dos años, acudí por primera vez a urgencias; estaba en mi semana 6 de embarazo y ya vomitaba de 3 a 5 veces al día.
Llevo varias semanas acariciando la idea de lo bonito que sería ir a buscar la secuelita de Mateo… pero que nadie se haga ilusiones. Desde luego, este no es el momento, por muchos motivos. Aunque el cuerpo me lo pida literalmente a gritos. Y pensando en estas cosas, me acordé de los comienzos del embarazo de Mateo, y de lo muy mal que lo pasé. Siempre he dicho que pasaría por 15 partos más sin dudar, pero simplemente temer que los siguientes embarazos se parezcan, me pone los pelos como escarpias. Y me puse a buscar información sobre aquella dichosa palabra, hiperemesis gravídica. En español, encontré la misma exigua información que hace dos años, pero esta vez indagué en inglés, y me he encontrado con esta página: H.E.R. Foundation. (la página tiene traducción al español, de cualquier forma)
Una página web estadounidense, creada por profesionales sanitarios que, por supuesto, después de sufrirlo en sus carnes, decidieron que tenían que hacer algo para ayudar a otros en la misma situación. Aún no he acabado de explorar todos los contenidos de la página, pero ya lo estoy flipando. No podía creer que alguien se tomara en serio esto. Porque sin duda, una de las peores cosas de sufrir esta mierda, es que NADIE le da ninguna importancia.
Yo me cansé de oír a mi médico de cabecera decirme que era algo ‘fisiológico’, que algunos embarazos sencillamente eran muy duros. Todo esto cuando había perdido 8 kilos en menos de un mes. Cuando ante la severidad de los vómitos, la obviedad de la deshidratación, la pérdida de kilos (que llegó a más de 10) me llevaron VOLUNTARIAMENTE a urgencias (bueno, mi marido dijo basta, y me dejé llevar hasta allí). Cuando se me escapaban las lágrimas en las consultas, a nadie le pareció ni siquiera ‘llamativo’. Pero hasta que llegué por segunda vez a urgencias y quedé ingresada allí cuatro días eternos, yo misma llegué a pensar que a lo mejor la culpa era mía, que era una blanda, y que efectivamente, todos los embarazos eran así (aunque algo me decía que no…). Pero no quería hacerme la mártir, ni que me vieran más médicos… yo sólo quería que todo fuera bien.
No se sabe apenas nada de esta… no sé cómo llamarlo, síndrome, enfermedad, no sé. Para mi, la gran mierda. A partir de ahora, por sus siglas, HG. Suele haber dos corrientes, la de los que dicen que es culpa del arreón hormonal de la HCG, y los que defienden que es psicológico. En cualquier caso, no sabemos las causas, y tampoco el remedio, así que sabes lo que te queda? ajo y agua. A joderte y a aguantarte. Los que defienden que es psicológico, argumentan que en realidad es por un rechazo, consciente o no, de tu embarazo. Y se quedan más anchos que Pancho. Ah, es que en tu mano está cambiar de actitud y no rechazarlo! Oiga que no, que es un hijo muy deseado, que yo quiero estar embarazada. No, que va, eso es lo que tu crees, pero en el fondo no. Es como un diálogo de besugos pero a tope de ácidos… así que durante un tiempo te debates entre los que te dicen que lo que te pasa es ‘normal’, y los que te dicen que, o te lo inventas, o es algo que provocas tú misma. Así que el paso más inmediato es la absoluta depresión.
Yo no recuerdo haber llorado más en mi vida que durante mis cuatro primeros meses de embarazo… así de triste como pueda sonar. Me levantaba de la cama vomitando, que a duras penas llegaba al cuarto de baño. Intentaba desayunar, me tomaba el caribán, y a vomitar. Si me movía demasiado, entraba olor de comida por cualquier rendija, veía algo que me asqueaba en la tele… a vomitar. Cada vez que el papá de Mateo me ponía la comida delante, a llorar. No quiero comer, para qué voy a comer, si lo voy a vomitar… así, tres veces al día… durante muchos, muchos días… por supuesto, no salía de casa para nada, no quería ni siquiera hablar por teléfono con nadie. Y todo el mundo me decía, pero es que, tienes que sobreponerte, aunque sea un paseíto a la puerta de la calle, a por el pan… nadie podía entender que sólo el movimiento de levantarme de la camá o del sofá me hacían vomitar, así que el paseíto a la puerta de la calle me apetecía darlo, sí, pero volando desde mi terraza en el 5º piso donde vivo… ¿y cuando llegó el ptialismo? tenía tanta saliva en la boca a todas horas (efecto colateral de los vómitos, decían) que no podía tragármela, y tenía que estar continuamente escupiéndola en pañuelos de papel y hasta en vasos de plástico… y leyendo testimonios de otras sufridoras de HG me he dado cuenta: nadie puede entender verdaderamente esto si no lo has pasado. Esto no son las náuseas matutinas típicas, que el resto del día te puedes poner pufa a lo que quieras. Es una cosa horrenda que afortunadamente, solo le pasa a entre un 0.5 y un 2% de todas las mujeres. Está considerada como una enfermedad rara, y desde luego es uno de los grandes agujeros negros de la obstetricia, porque no se sabe casi nada de ella. A pesar de los efectos devastadores que tiene en las personas que lo sufren. Los conocidos, porque hay muchos otros efectos, tanto para la madre como para el feto, que sólo se presuponen… ¿Tuvo algo que ver en el bajo peso de Mateo cuando nació, a pesar de estar cumplido? ¿Pudo haber interferido en nuestra penosa lactancia? ¿Cómo afectó a mi sistema endocrino perder todos esos kilos tan rápido y volver a recuperarlos en apenas otros 5 meses? Y más que se me ocurren…
Estuve cuatro días ingresada en la semana 10 del embarazo. Cuatro días larguísimos en los que 48 horas fueron exclusivamente de sueros y medicación, intentando restablecerme de la deshidratación y los vómitos. Volví a casa y volvieron los vómitos. Mi médico de cabecera me derivó a ginecología en el hospital porque decía (después de decirme que era todo fisiológico) que mi embarazo era el más duro que había conocido en toda su carrera y que prefería que me trataran en el hospital (aunque después he sabido que hay casos de HG mucho, pero muchísimo peores que el mío. Tanto como para tener que abortar). La ginecóloga me ajustó las dosis de lo que me habían estado dando en los sueros, básicamente protectores del estómago y antieméticos, dichoso primperán… durante los siguientes dos meses y pico no podía comer sin tomarlo antes. Y poco a poco, afortunadamente, me fui sintiendo mejor, fui reduciendo poco a poco el primperán, y ya sólo vomitaba algún día esporádicamente, allá por noviembre. En diciembre, todo había acabado, gracias a Dios. Y ahí empezó verdaderamente mi recompensa, porque el resto del embarazo fue de ensueño. Tanto, que ya estando cumplida hasta me daba pena que acabase. Sin dudarlo, los cinco mejores meses de mi vida.
Yo creo que sólo mi marido comprendió el alcance de lo que sucedió. Entre otras cosas, porque no toleraba visitas ni quise que viniera nadie a ayudarnos. No soportaba la idea de tener a nadie más en casa en semejante estado. Abusé muchísimo de él, y creo que nunca podré agradecérselo del todo. Confiaba en sus habilidades para la casa y le cargué con el cuidado de todo, pero es que no quería que lo hiciera nadie más. Alguna vez también lloró de desesperación, cuando yo lloraba sin parar y me negaba a comer. Lloraba porque me sentía débil y muy enferma. Porque no sentía alegría de albergar vida, yo que tanto la había buscado… que me llegué a arrepentir de haberla encontrado…Pobre marido, y yo lloraba aún más de verlo llorar, me sentía fatal de ser yo la que le hiciera pasar por aquello. Ver sufrir a alguien que quieres, acompañarle en su dolor, es una de las pruebas de amor más grandes que existen. Yo creo que sí puedo decir con qué se mide a un hombre de verdad…
Y después de todo esto, retomar la idea de un segundo embarazo me llena de miedos. No ya por mi, que si ‘sólo’ es como la primera vez, me puedo dar con un canto en los dientes, porque ya sé lo que es… pero ahora hay un niño pequeño que me necesita mucho, y pensar que puedo volver a poner a la familia en aquella tesitura, no me gusta nada de nada. Se me antoja inviable, casi. Así que por ahora creo que intentaré serenarme, familiarizarme con esta gente de Her Foundation buscando ayuda, y el tiempo dirá.
Por favor, si leéis esto y conocéis a alguien que esté pasando por lo mismo, no la menospreciéis. Es algo muy, muy duro. Es muy fácil herir a otra persona diciéndole ‘ay, bonita, si por eso pasamos todas’, o ‘a mi comiendo galletitas saladas antes de salir de la cama se me quitaban, podías probar’. Y desde luego, que un médico te diga que es algo ‘normal’, es devastador. Afortunadamente, algunas como yo sufren la versión ‘light’ y pueden contarlo sin mayores consecuencias. Pero otras muchas sufren un calvario que no está en los escritos. Ayudemos a que, por lo menos, se conozca.
Os lo agradezco por adelantado.

NOTA 11-12-13: si estás interesada en leer mi SEGUNDA EXPERIENCIA CON LA HIPEREMESIS, puedes leerla aquí.

Imágen: http://www.esmas.com/salud/home/sexualidad/446385.html