Ayer descubrí, gracias a uno de mis contactos de Facebook, un artículo titulado: “El agotamiento de las madres”. Y tanto por un momento personal reciente, como por la situación de varias mujeres a las que quiero mucho, llamó poderosamente mi atención.
Bien es cierto que el enfoque no me gusta del todo, pues sólo se centra en la experiencia de las madres que se quedan en casa (como si el agotamiento fuera exclusivo de esas mujeres), y desde luego no me gusta el final, que soluciona el burn-out materno con el retorno al trabajo remunerado (ja!). Pero me sirvió de reflexión, y ahora de pie para un análisis propio.
El agotamiento de las madres existe. Parece una obviedad pero no lo es, porque hay mucha gente que lo niega. La maternidad está tan idealizada, y más en el entorno de la crianza respetuosa, que pareciera que una madre no se puede agotar, y como resultado de ello, acabar siendo la madre que menos le gustaría ser a esa persona. Parece un estigma decir que, por momentos, el cuidado de tu hijo/a/os/as te agota.
Pero en el artículo se entremezcla el agotamiento por dos causas que a mi parecer son distintas: una es el cuidado de los niños, y otra las tareas de la casa. Conmigo no va lo de equiparar “ser madre”(ni siquiera en casa) con “señora de la limpieza”. Pero la autora del artículo sí lo mezcla, como si irremisiblemente una cosa fuera con la otra. Te puede agotar tener que hacer todo lo de la casa, te puede agotar cuidar de tus hijos a tiempo completo, o las dos cosas juntas, o ninguna (porque tengas, afortunadamente, toda la ayuda del mundo). Yo siempre he dicho que ‘MADRE EN CASA’ no es AMA DE CASA. Por más que al ser la persona que no trabaja fuera es lógico que tenga más carga que el que sí lo hace. Por tanto, una solución clarísima al agotamiento de las madres es, una vez más, la tan traída y llevada CORRESPONSABILIDAD de los padres. La tarea de ‘madre en casa’ no son 8 horas ni 10 ni 12, son 24, y no es comparable a ninguna otra jornada laboral. Por tanto lo suyo es que cada pareja, cuando vuelva a casa, haga lo que le toca. Tanto de la casa, como con sus hijos. Y en eso cada familia se debería poder organizar como mejor pueda, siempre buscando el equilibrio para que nadie acabe QUEMADO. Lo cual, añadamos, es dificilísimo en unas circunstancias socioeconómicas como en las que vivimos, en las que gran parte de ambos adultos en una casa están ya lo suficientemente quemados con sus propias jornadas de trabajo. Contra eso, no se nos olvide, también deberíamos de luchar.
Vaya, que no me vale eso de que ‘es que como tú estás en casa, como tú has decidido quedarte (la que lo haya decidido, otras muchas ni eso pueden), eso lo tienes que hacer tú, es TU tarea’. Y quien acepte esto, de entrada está siendo irrespetuosa consigo misma. Pero también con sus hijos, no nos engañemos, que el modelo de familia, como todos nuestros ejemplos, es con lo que se quedan. Tampoco se trata de pasarse por el otro lado (que casos hay): yo sólo cuido del niño, y cuando el otro vuelve de trabajar, le toca todo lo de la casa y si puede el niño, también claro. ¿He dicho ya la palabra EQUILIBRIO, verdad? Vale.
Pero la corresponsabilidad, a mi modo de ver, no es suficiente (y fíjate, con lo difícil que es de conseguir!). Está dicho hasta la saciedad que dos personas, solas, ni siquiera las más respetuosas e implicadas, dan a basto con todo. Y en los hogares donde no hay ni eso, apaga y vámonos :( A veces no dan a basto con un solo hijo, y difícil es imaginar con más de uno. Y ahí es donde entra la necesidad de TRIBU. Una tribu que, por nuestra forma de vivir, es ya muy difícil de encontrar. Muchas madres en los últimos años hemos conseguido encontrar una tribu ‘virtual’, a través de diferentes grupos, foros y redes sociales. Que son fuente de un apoyo emocional inestimable ante la soledad patente en la que muchas madres vivimos. Pero que no son ninguna solución real al ‘agotamiento físico’ porque, sencillamente, no podemos ayudarnos ‘físicamente’ las unas a las otras. No vivimos en la misma casa, muchísimas ni siquiera puerta con puerta. O en el mismo barrio. Esa cercanía que te permite que, los días en los que estás cercana a tu límite, puedas pedirle a alguien que si se puede quedar con tus niños una tarde. O que comparta contigo el puchero porque ni tiempo has tenido de ir a comprar ni hacer una comida decente. Que te escuche, y te abrace FÍSICAMENTE cuando lo necesitas… en ese clima, muchas madres no llegaríamos a ser los ogros feos que somos a veces. Las que pierden los papeles y gritan a los niños; a las que se les olvida que las amenazas no son el camino (por muy claro que lo tengamos); las que, con el corazón roto de pena, y dudando de nuestra aptitud para ser madres, añoran los tiempos en los que no tenían que ocuparse de nadie más que de sí mismas. Esos pensamientos no son reales. Bueno, SÍ son reales, pero no reflejan la realidad de lo que sentimos. Porque no cambiaríamos el vivir con nuestros hijos por nada más en el mundo, ni siquiera por volver de verdad a aquella época. HABLA EL CANSANCIO. Y la solución no es que los niños, o la casa, desaparezcan. La solución es la AYUDA. Las manos que hacen falta.
El burn-out maternal no es muy diferente del burn-out del ‘cuidador’. Las personas (en la inmensa mayoría, mujeres) que se hacen cargo de dependientes de toda edad y condición también sufren un agotamiento extremo. Cuidar, y más aún ‘biencuidar’, igual que ‘biencriar’, es una labor bella (si se hace desde la voluntad) pero muy a menudo es extenuante. Especialmente si el cuidador no es cuidado, y no tiene tiempo de cuidarse a si mismo tampoco.
Pero que no me digan que la solución es ‘volver a trabajar’, por favor :( ya está, lo fácil: abandona el cuidado y dedícate a algo que te distraiga y te devuelva ‘prestigio’ social. Habrá gente para la que sí es así, no lo dudo, y si para ellos eso funciona, pues perfecto. Pero para muchas otras mujeres eso no nos vale. Porque no queremos abandonar nuestra tarea de cuidado, ni distraernos ¡trabajando! O_o yo si quiero distraerme me voy al cine, o a mi clase de danza del vientre, pero no a trabajar una jornada laboral que me aleje de mi hijo un mogollón de horas. Bastante nos aleja ya el colegio. Pero esa es solamente mi decisión, y mis circunstancias. Hay otras, y cada una con las suyas.
Y las madres que trabajan fuera de casa también se agotan. Las madres que yo conozco que trabajan fuera de casa van a mil todo el día. Mientras trabajan no se olvidan de sus hijos, están todo el rato organizándose, corriendo, de un lado para otro, al trabajo, a llevar a los niños a este sitio y a otro, listas de la compra, tareas de casa… son las víctimas de la odiosa doble jornada. Su trabajo les puede ofrecer, a algunas, dependiendo del puesto, sí, una ‘distracción’ del estar todo el día en casa, pero a cambio se llevan una ración de estrés añadido que las que estamos en casa (bueno, yo hablo por mi) no tenemos. Así es que, el que alguien ofrezca como solución al agotamiento materno que además, trabaje fuera de casa, me parece por decirlo de forma suave, poco menos que de pitorreo. Las madres, y los padres, trabajen dentro o fuera de casa, necesitan ayuda, sostén y distracción. Como cualquier cuidador. Y especialmente según se van haciendo mayores los bebés, y ya no son tan bebés, y no dependen en exclusiva de nosotros para todo. Yo no sé otras personas, pero yo hace ya un tiempo que necesito hacer cosas que no son dedicarme exclusivamente a mi hijo. Lo cual no quiere decir ni de broma que tenga ganas de volver a trabajar, claro. Lo que quiero decir es que necesito dedicarme a cosas que me han gustado siempre y que antes no podía hacer porque prefería estar con mi bebé. Podría ser trabajar, pero también podría ser estudiar, o dedicarme a la contemplación, o lo que sea. Mi hijo cumplió 4 años el pasado anteayer, y malas noticias señora Badinter: yo soy una de esas vagas mantenidas acomodadas* que siguen sin tener ganas ni necesidad de volver a trabajar :) necesidad propia, de autorrealización (de la económica seguimos como siempre, nos llega). Yo pensé que a estas alturas ya me habrían vuelto las ganas: mi niño mayor, escolarizado y todo eso… pero la verdad es que no. Por un lado, en realidad, porque mi deseo sería ser madre otra vez, y vivir con el siguiente lo mismo que con Mateo. Y por otro lado, porque cada vez soy más anarquista y pienso que eso de trabajar para realizarse o para ser independiente es una falacia. Yo me sigo sintiéndome la mar de realizada y de independiente, gracias. Volveré a trabajar cuando lo necesitemos económicamente y ya está. De momento sigo viviendo estupendamente.
*Lo de ‘vagas mantenidas acomodadas’ es una ironía fina que le dedico a las que, estando en mi misma situación, o habiéndolo estado, caen en la tontería de criticar a quienes hacen lo mismo (no sé si oyen las piedras en su propio tejado o no). Ah, y a las que no están en la misma situación y juzgan, también. Arrieritos somos, reinas, queda mucha vida por delante. No sabe nunca una cómo se a a tener que ver en un futuro…
Gracias, gracias, gracias,... Tengo un Mateo de 10 meses y no sabes lo identificada que me siento, adoro a mi hijo pero estoy 24 horas al día con él y a veces... en fin, que no me quejo, es una opción propia porque creo que es lo mejor para su desarrollo y por ahora como tu me puedo permitir no trabajar, pero a veces es bueno saber que tus sentimientos los compartes com más personas.
ResponderEliminarPues claro que sí, Olalla :) para eso precisamente he escrito esto. Para que sepamos que no somos únicas, no somos perros verdes y necesitamos soluciones.
EliminarUn abrazo!
Gracias por el ánimo. Yo tengo una Mateo de 15 meses y mis fuerzas y ánimo se ven alterados en las madrugadas por sus gases desde que nació y ahora añadamos los dientes. A veces me pregunto como lo conseguirán las mamás que trabajan. Obviamente o tienen mucha ayuda o no dicen nada. Por eso me animé a formar un grupo de mamás con una amiga matrona para poder compartir la locura una vez a la semana. Mucho ánimo a todas las mamás.
ResponderEliminarY muy bien que has hecho, amiga. El grupo de mamás a veces no está cerca para ayudarte, pero es un apoyo moral increíble, y del que pueden salir grandes amistades. En un grupo de lactancia es donde yo conocí a algunas de mis mejores amigas actualmente.
EliminarUn abrazo y mucho ánimo a ti también :)
Una reflexión muy acertada y profunda. Yo también tengo dos Mateos de 4 y 14 años, y, también cada día soy un poco más anarquista y pienso que eso de trabajar para realizarse o para ser independiente es una falacia. Pero tengo que reconocer que cuento con una gran ayuda, un compañero que aunque llegue agotado de su trabajo, no le cuesta nada "arremangarse" y echar una mano. Gracias y ánimo, poquito a poco cada día somos más.
ResponderEliminarCómo mola saber que hay más afortunadas por el mundo con compañeros DE TALLA. Me alegro infinito por ti :)
EliminarY si, como tu, creo que cada día poco a poco somos más. Ellos y nosotras :)
Hola! No conocía tu blog, lo hice a través del artículo que mencionas, y me alegro mucho de haber llegado a esta entrada. Me pasó que al leer el artículo del "agotamiento de las madres" no terminé de sentirme identificada del todo, con algunas cosas si pero con la misma sensación de que se estaban mezclando las cosas. En cambio, al leer tu entrada me sentí identificada por completo, tanto tanto, que mi hijo también se llama Mateo, va a cumplir 1 año y también decidí libremente dejar de "realizarme" y ganar menos dinero para poder disfrutarlo, lo que no quita los días malos. Y pienso lo mismo cada vez que alguien me habla del trabajo como distracción...trabajaré cuando yo lo desee o cuando me haga falta para comer, mientras tanto, hace falta la otra ayuda. El tema de la tribu es fundamental. Yo empecé a ir a un grupo de lactancia, como dices, hice amistad de las buenas con algunas mamás y hoy tenemos una Asociación que brinda además de información sobre lactancia y crianza, apoyo y consejo a mamás y embarazadas y estamos encantadas. Muchas gracias por esta entrada, has puesto en palabras mis pensamientos. Saludos.
ResponderEliminarHola Gisela! pues encantada de que hayas llegado hasta aquí :) es verdad que el artículo oríginal dejaba cabos sueltos y mezclaba muchas cosas, la razón por la que decidí escribir este.
EliminarMe alegro que compartamos este camino, sabes perfectamente de lo que hablo, entonces. Y muy contenta de que hayas encontrado ese espacio con otras mujeres y que hayáis hecho de ese lugar algo grande que se extiende a más mujeres y bebés (seguro que papás también).
Un abrazo, y gracias por pasarte por aquí :)
Desde Chile, dejo mi comentario: Me he sentido muy identificada y me doy cuenta que este tema es universal y transversal. Que difícil es ser MADRE EN CASA.....ufffff es estar las 24 hrs del dia y los 7 dias de la semana 100% dedicada a mis hijas, una de 4 años y otra que hoy cumplio 1 año. Equilibrar el cuidado de las niñas y las tareas de la casa es difícil, muy difícil. También es difícil que los demás entiendan que uno quiere estar con sus hijos, criarlos, educarlos, mimarlos, y no salir a trabajar para "distraerse"
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia
Gracias a ti también, Sol :) realmente da mucha alegría saber que una no está sola ni es única en sus elecciones, verdad?
EliminarA ti también un abrazo y gracias por comentar ;)
Me ha encantado tu respuesta la comparto totalmente contigo
ResponderEliminarGracias, MJosé :)
EliminarCaro, yo estoy hasta las narices de tener que estarme justificando, sobre todo ahora que la peque va al cole. Cuando no iba al cole medioentendian que así me ahorraba la guardería, porque parece que todo se guía por el dinero, pero ahora? Que vamos justos económicamente porque yo quiero, me dicen! Pero por ahora sigo siendo yo la que esta con ellas a la hora de comer, sigo siendo yo la que las lleva al parque, la que juega a princesas y hadas y la que, a veces, también se enfada y se le gasta la paciencia. Si trabajase, este ultimo punto es probable que también ocurriese y bastante mas a menudo, porque hay muchas cosas que aun tendría que hacer y tendría muchísimo menos tiempo para organizarme.
ResponderEliminarSin embargo, lo mas triste que me ha pasado (y que me reafirma en seguir haciendo lo que hago) es ver como una nena de la clase de mi hija mayor, cuyos padres, separados, apenas la dedican tiempo, por no decir que no les ve el pelo, vino a jugar a casa y lo que mas le apetecía era sentarse y hablar conmigo. Estaba mas necesitada de una mami que de jugar con sus amigas. Esta nena estaba asombrada (y verde de envidia) de la suerte que tenían mis hijas que estaban conmigo todo el día, y me dio taaaaanta pena...
Ay, Carlota, ese es un temazo de verdad! Lo mismito me pasa a mi. Mi hijo empezó este año el cole, y hasta ahora eran sólo menciones más o menos 'veladas' a lo bien que nos vendría la guarde (¿?) Pero ahora ya claro, se me ha acabado la tregua. Porque como tú dices, si el niño va al cole, tú a qué te dedicas??? y claro, tengo que relatar y recordarle al simpático interlocutor todas las tareas que has descrito tan bien.
EliminarLa escena que decribes es tremendamente ilustrativa... y la mayoría de la gente no le da ninguna importancia. Son como 'cosas que pasan, cosas del mundo en que vivimos'. Como si fueran inevitables, como si nunca se pudiera hacer otra cosa... en fin.
Ojalá yo pudiera hacer lo mismo que tu!!! Pero no puedo!!
ResponderEliminarYo empizo ha trabajar el martes, y la gente me dice que me vendrá bien,¿ha quien? Porque mi bebe y yo nos vendría de perlas estar juntas, que no la tuviera que dejar con nadie! Tiene seis meses y a quien necesita es a mi! Y yo ha ella !!
Gracias por tu post !!
En mi blog tienes un premio cuando puedas pasa ha buscarlo!!!
ResponderEliminarSera un estigma decirlo, pero es como las brujas, que existen EXISTEN! Sobre todo cuando la otra parte... sea maternal o paternal, no ayuda en nada y todo se vuelve mas dificil!
ResponderEliminarMuy bueno el blog! Podrías contactarme? willydekid@yahoo.de
Encontré tu blog intentando buscar respuestas a mi angustia! La verdad es que siendo mamá y encima jefe de area de una empresa en expansión en mi país me está matando de a pocos. Yo soy el sostén de mi familia (mi esposo no tiene empleo fijo) y además hago de madre de mis hijos. Siempre pensé que el burn-out se referia a casos como el mío. Creanme, que daría yo por quedarme en casa y dedicarme 100% a mi pequeño. Pero no puedo :( y me siento culpable todo el tiempo y siento que soy una mala mama porque cuando son las tres de la mañana y mi hijo llora yo en lo unico que pienso es que tengo que dormir para poder rendir en mi oficina al dia siguiente.... De ninguna manera un trabajo remunerado te hará sentir mejor. Por el contrario te sentiras mas miserable.
ResponderEliminaray que bonito saber que no soy la unica "bruja". a veces es tan doloroso no tener ganas de jugar con mis hijos (tengo uno de 5 y dos de 3 años) no tener ganas de hacerles galletas, o pasteles que se yo... muchas veces quisiera sentarme a ver una peli y no escuchar nada mas... y eso me hace sentir mal porque pienso que mala soy, mis hijos son lo mas importante.. y estan creciendo y tengo que dedicarles tiempo y carino. cuando nacio mi primer hijo decidi dejar de trabajar por fuera, para dedicarme de lleno a el... y ha sido muy lindo.. no me arrepiento para nada... tampoco quiero volver a trabajar, siempre hay algo que hacer con los peques... pero como salgo de este agotamiento?? toda mi familia vive en Colombia, asi que eso de buscar ayuda de padres y hermanos como que en este caso no funciona. En fin. GRACIAS infinitas por poner por escrito lo que tantas mamas estamos viviendo y no nos atrevemos a expresar.
ResponderEliminarEs reconfortante saber que no soy la única que siente que es " mala madre " por no poder disfrutar a sus hijos por el cansancio. Tengo 3 hijos y dos ya son adolescentes, aunque ya no cambio pañales, sigue siendo muy estresante lidiar con ellos, al grado que hay veces que quisiera huir, obviamente no lo haría, pero anhelo un momento para hacer las cosas que me gustan. Desafortunadamente el trabajo de mi esposo hace que esté lejos de mi familia y además el se ausenta muy seguido y por mucho tiempo.
ResponderEliminarA veces siento una tristeza muy profunda, y no sabía porque. Ahora entiendo que estoy sumamente agotada por que siento sobre mi las altas expectativas de mi esposo y familia, e incluso de mis hijos que también piensan que soy una mala madre cuando al borde del llanto y la desesperación me encierro en mi cuarto y no les abro la puerta mientras ellos se pelean, me gritan o reclaman mi presencia.
Realmente este sentimiento me hace desear que crezcan pronto para poder disponer de un tiempo para mi, y al mismo tiempo me siento miserable por no disfrutarlos ahora.
Amo a mis hijos, pero estoy agotada, y siento tristeza por no disfrutarlos, y ni siquiera tengo un momento para llorar a gusto, para deshaogarme.