jueves, 29 de abril de 2010

Un poco p’ahí…

¿Cómo estás? Un poco p’ahí… o lo que es por estos lares, ‘vaya, he visto días mejores’ :)

Llevo un tiempo de silencio. En gran parte debido a que el poco tiempo libre que tengo, me disperso, y me paso más rato leyendo un montón de cosas que me parecen más interesantes que lo que pueda escribir. Aún así, tengo mil cosas en el tintero, pero las tengo un poco atascadillas… y no olvido que tengo pendiente contestar a varios comentarios, que como todos, he leído, me han dado su ratito de pensar y merecen una respuesta. Pero es que eso, estoy un poco p’ahí, y no me sale. En cualquier caso, que sepais que agradezco mucho vuestra visita/lectura y colaboración, y que en cuanto vuelva en mi (quién sabe, igual dentro de 6, 8 o 14 horas…), estoy con vosotr@s.

No pasa nada grave para nada (por si alguien especialmente comprometido le da por preocuparse). Debe ser sólo una crisis de expresión…

Mateo se ha despertado y es hora de la merienda. Enseguida vuelvo. Besos.

viernes, 9 de abril de 2010

“Induciendo el miedo” por Jesusa Ricoy-Olariaga

(Publicado originalmente en http://jesusaricoy.blogspot.com/p/intervenciones.html)

En mis experiencias de doula y educadora perinatal veo un comportamiento que se repite una y otra vez, yo lo llamo esoterismo científico.

Para entender esto necesitamos volver al principio, cuando la mujer se queda embarazada. La mujer convencional se hace un test en casa ante la ausencia de una menstruación, va al médico y este o la comadrona, sacan el calendario circular y con la ultima fecha de su menstruación calculan 40 semanas... aquí empiezan los problemas, y el "esoterismo científico". No todas las mujeres llevan un control exacto de sus reglas, el momento de la fecundación no es en ese día, los ciclos varían de mujer a mujer y los embarazos también, con todos estos datos que nos alejan de la precisión, una persona que proviene de un mundo de rigor científico, asigna un día concreto, no una semana, si no un día en particular tras cuarenta semanas. Y ustedes dirán que es una estimación o una aproximación y si, debería serlo, pero la cuestión es que después vienen las ecografías y tras estas nunca se dice nos hemos equivocado o la fecha es incorrecta, se le dice a la madre, el bebé es muy pequeño o muy grande para las fechas, y las fechas se cambian en función de medidas o tamaños.
Después de esto si en ese día en concreto, la mujer no experimenta ninguna sensación de estar de parto, se empieza a preocupar, la familia y amigos llaman expectantes y la inducción del miedo comienza. En Londres es común en algunos hospitales que se le cite a la madre para una manipulación manual de la cervix, a la semana siguiente de su fecha de salida de cuentas, como protocolo convencional y para ahorrarse el tener que hacerlo después, lo cual administrativamente puede ser comprensible, pero jamás debería serlo si lo miramos desde el punto de vista de la madre ansiosa que espera a su bebé y a la que se le vaticinó el día en el que esperarlo.

Si esta madre llega a la semana 41, si estuviera en Francia sería su fecha de salir de cuentas, si la llevaran comadronas para un parto en casa en Londres, la fecha sería indiferente hasta las 42 o 43 semanas, pero si está en un hospital convencional se le ofrecerá dicha manipulación de la cervix, más incomoda y dolorosa según lo cerrada o avanzada que esté la cervix. Lo interesante es que dados los niveles de inducción y los diferentes procesos, este se empieza a ver con buenos ojos y más de un obstetra lo "ofrece" sugiriendo que si la madre quiere tener un parto "natural" esto le puede ayudar, esta explicación se da de diferentes maneras, los hay que dicen: "Pues si realmente quieres parir en casa cómo no te hagamos esto pocas posibilidades tienes o tendrás que venir a una inducción el lunes" A este tipo de decisiones las llamamos "libres" o "informadas".

Si estos barridos de las membranas no funcionan, la mujer sigue en su desesperada y estresante huida de la inducción, en Inglaterra es común que las mujeres coman picantes o currys para estimular el parto, se beban infusiones, tengan relaciones sexuales, anden sin parar y tomen aceite de ricino provocándose diarreas con este ultimo, y en ocasiones arriesgándose a problemas de útero hipertónico o estrés fetal. Todo esto para no ser inducidas en el sistema médico.

Si esta mujer agotada por todo ese ejercicio, sexo, acupuntura, reflexología y con el estómago del revés no se le presenta el parto, la presión médica incrementa, se les habla de los riesgos para el bebé pero no se les ofrecen ecografías, no se sugiere que se investiguen mejor las fechas, se les cita para una inducción cuando tras semana y media de sentirse día a día como una madre que no es capaz de parir cuando le dicen y cuando el mundo espera y hace bromas sobre ese bebé que no se decide, cuando ella lo ha intentado todo para evitar verse en esa situación le dicen que lo mejor es una inducción esta mujer se siente como una anomalía, como si tuviera un embarazo desproporcionado y nadie le recuerda que:

* Es su derecho que le hagan ecografías doppler que le aseguren el funcionamiento de la placenta y niveles de liquido amniótico.

* Un parto a término se presenta entre las 38-42 semanas de gestación

* Un estudio en 1999 determinó que el uso de ecografías para establecer la edad fetal no más preciso que usar un calendario.

* El bebé necesita dar la señal cuando está preparado, cuando sus pulmones hayan madurado.

* No se les dice que el prostaglandin (supositorio utilizado en la inducción) puede ser de semen de cerdo.

* No se les habla de los riesgos de una inducción de una manera equilibrada.

* La madre como mamífera que es no pare bien o es incapaz de parir si se siente amenazada (sea esta la amenaza un tigre o una cita para someterse a algo que no quiere)

Así que por lo general la madre convencional en Londres (que es donde vivo y trabajo) se va a la inducción que suele comenzar con la inserción de un supositorio vaginal de prostaglandin, que es una hormona que se encuentra en el semen (de ahí que el sexo sea una buena alternativa), el prostaglandin del hospital suele ser derivado animal por lo general del semen de cerdo. Se le insertarán un máximo de cuatro supositorios con intervalos de entre cuatro y seis horas, por lo general se las mantiene ingresadas, en algunos hospitales les "permiten" salir y volver para ponerse el siguiente supositorio. Si esto falla, se le dice a la mujer que su cuerpo no está funcionando, no se le dice así directamente, se hacen bromas sobre ese bebé testarudo que no quiere salir, se sacude la cabeza tras el examen vaginal y se le dice que no dilata nada, se le dice, que no hay manera.
En definitiva, no estás pariendo y esto representa un problema.

La siguiente parte de la inducción es conectarla a un gotero de oxitocina sintética para estimular las contracciones. Ahí es cuando yo veo a la mujer sujeta por cables que no le dejan moverse como una marioneta dirigida por otros, ahí normalmente la mujer ya ha perdido su parto y se lo ha entregado a otros.

Las contracciones "sintéticas" aparecen para nuestro cuerpo de repente, nuestro cerebro no entiende lo que pasa y no puede segregar el resto de hormonas que nos ayudan con el dolor cuando el parto aparece de manera espontánea o natural, dependiendo de la cantidad que se administre el dolor será mayor o menor.

En las dos inducciones en las que he estado presente he tenido que salir corriendo a buscar a la comadrona porque el útero se había quedado suspendido en una contracción interminable en la que la mujer lloraba y pedía auxilio.

Está dosis se ajusta desde fuera a través del gotero, pero en la mayor parte de las ocasiones el dolor se hace insoportable, la movilidad es drásticamente reducida, por el cable del monitor y el gotero, lo normal en estas situaciones es el pedir una epidural, en algunas ocasiones, dado que con la epidural se interrumpe la comunicación que sirve a la madre para parir, es decir el lenguaje de las contracciones, cuando llega el momento de empujar, la madre ha de ser guiada por una comadrona, y en la mayor parte de los casos esto se complica acabando en episiotomía y forceps o cesárea.

En una ocasión trabajé para una madre que se había quedado embarazada a los 47 años, estaba feliz y sana, pero en nuestras conversaciones notaba que se sentía como una rareza que tenía que desafiar a la ciencia, tomaba vitaminas, hacia yoga, comía sanísimo y me lo recitaba como si tuviera que probar que era una buena madre. Yo solo veía a una mujer que había querido ser madre, que había aceptado los óvulos de otra y que gracias a querer serlo su cuerpo la había hecho madre, yo no necesitaba más prueba. El hospital le dijo que querían inducir su parto a las 39 semanas, basado en el hecho de que tenía 47 años. Hablamos y peleó para que la indujeran el día de su salida de cuentas, tras todo el protocolo que he descrito, el obstetra entre bromas se rió de que no había dilatado, dijo que él en su situación se haría una cesarea, ella empezó a llorar en lo que parecía una batalla perdida y el obstetra paso a dar cifras de la cantidad de cesáreas que había hecho y a cuantos famosos. A está mujer se le dijo que lo había intentado todo y que no había podido ser... mientras ella lloraba, y a mi se me removía el estomago le susurré: "Tú no has fallado en parir a tu bebé, ellos han fallado en sacarle de donde está, su método es un fracaso"

Leía hace poco que una inducción es como sacar la pasta de dientes del tubo a martillazos. Para mi es la forma más absurda de control, basada en datos poco precisos y basada sobre todo en la falta de entendimiento de que el parto no se puede medir y controlar. La mujer es madre y es persona, no es un algo en el que trabajar y experimentar. La burocracia que determina un parto inducido, insulta al bebé y roba a la madre.

--------------------------------------------------

Creo que las mujeres, en general, no sabemos NADA acerca del parto. Muchas no saben nada antes del mismo, y después, tampoco… no se hacen preguntas, no se cuestionan nada, se dejan hacer por lo que, al fin y al cabo, ‘hace todo el mundo’…

Seguramente, todas las historias de inducciones no son como las que cuenta Jesusa. Las habrá ‘con suerte’. Pero dejar algo a la suerte en esto a mi me parece muy triste.

Por las cosas que leí antes de dar a luz, ya me disgustaba la idea de la inducción. No cuando está debidamente justificada, sólo cuando la única razón es un número. Es que estás de 500+ 1/3. Cuando pasé mi FPP, y me ‘amenazaron’ con ella, me disgustó aún más. Sobre todo porque nadie se molestó en mirarme, ni a mi ni a mi bebé, para ver si a aquellas alturas había algún problema. El argumento fue ‘ya estarás de 41+1’ y ‘que viene la semana santa y vamos a estar cortos de personal’. En el hospital más grande e importante de la provincia.

¿Y qué si estoy de 41+1? ¿Qué quiere decir eso? ¿Había ‘inducciones’ antes de conseguirse el prostaglandin o la oxitocina sintética? ¿O será que cada niño nacía cuando verdaderamente estaba listo? Aún con cierto riesgo, porque la vida es RIESGO, de que algunos sufrieran problemas por el envejecimiento de la placenta. Problema que, como muchos otros, si hubiera sido tan corriente (tan corriente como ‘no tener leche’…) igual ya nos habríamos extinguido…

Me hubiera gustado ver la cara de mi gine si le hubiera preguntado: ‘Oiga, ya, pero… ¿por qué? ¿no se pueden asegurar primero de si mi placenta está demasiado calcificada ya o no? (por poner un ejemplo). Seguramente me habría mirado con cara de ‘yatenemosotralistilla…’. ‘Oiga, ¿no podrían hacernos un seguimiento ecográfico cada 2 días, ya que he pasado mi FPP, y asegurarse de que sigue sin haber ningún problema?

Sí hombre! Con toda la lista de espera que hay para los cuatro cacharros que tenemos entre todos los centros de salud, os vamos a estar mirando cada dos días!  (quiero pensar que sería la respuesta, y pido perdón de antemano por si estas palabras son fruto de mi ignorancia, que ya se sabe que es muy atrevida…)

En nuestro caso, esta vez, no hizo falta :) los paseacos por toda la ciudad (y creo que mi acojone interno ante la idea de la inducción) acabaron de convencer a Mateo de que ya estaba listo para salir del horno. Pero podríamos haber corrido otra suerte.

Me quedo con las palabras que encabezan el blog de Jesusa: “Hasta que no volvamos a ser capaces de observar un parto con el mismo respeto y ensimismamiento de quien observa una puesta de sol, no habrá evolución posible para esta especie porque en ella nos habremos perdido a nosotros mismos”

“Trabajadoras con jornada reducida por maternidad denuncian que se las acusa de ladronas para despedirlas”

(Publicado originalmente en Interviú.es.)

• Zara despide a empleadas que han sido madres y disfrutafoto_52163_CASn de  jornadas reducidas. Las acusan de robos que ellas niegan haber cometido. Isabel y Mara han logrado demostrar su inocencia. Esta es la historia de su desigual batalla, y la de otras mujeres, contra el gigante textil español.

Reportaje por: Luis Miguel Montero

22/03/10
La madurez y ser madre cuentan a la baja en Zara. Varias dependientas y cajeras que trabajaban en la empresa cabecera del imperio Inditex –70.000 trabajadores repartidos en todo el mundo, 82 por ciento de mujeres, con una media de 26 años– han sido despedidas tras tener hijos y pedir las reducciones de jornada que prevé la ley de conciliación. Para declarar la procedencia de los despidos, la empresa argumenta presuntos hurtos, que en muchos casos se demuestran falsos en los tribunales.

Araceli López, presidenta del comité de Empresa de Zara Madrid, por Comisiones Obreras (CC OO), asegura que a las trabajadoras que tienen hijos y piden jornadas reducidas se las margina: “Se sienten aisladas del resto de compañeras y suelen ser destinadas a almacenes o probadores. Algunas sufren presiones para trabajar alguna tarde y sábados. Además, les piden un certificado con los horarios de trabajo de su pareja. Se lo hemos dicho muchas veces a la empresa, pero no cambian”. CC OO denunció a Zara en 2006, “y se logró contrato indefinido para 400 trabajadores. Hemos repetido la denuncia en diciembre de 2009 por contratación en fraude de ley y estamos a la espera”, explica Araceli López.

El drama suele comenzar cuando ellas regresan a su puesto de trabajo tras disfrutar la baja maternal. Un día, al salir del trabajo, se ven señaladas. Así lo cuenta Mara Antón, de 31 años, que comenzó trabajando en la tienda de Zara en la calle Carretas, de Madrid, en 1999. Su batalla comenzó en 2005, cuando nació su hijo. Entonces pidió reducción de jornada. “No hacía sábados –explica Mara Antón– ni domingos, ni me quedaba a los inventarios. Estaba en la sección de infantil, pero tuve una depresión posparto bestial y me pedí tres meses de excedencia. Después, le propuse a mi encargada que me echasen, porque yo tenía el agobio del niño. Renunciaba a la indemnización pero quería cobrar el paro. Me contestaron que no era la política de la empresa”.

La dependienta permaneció nueve meses de baja por depresión. Cuando regresó, hizo un turno normal de 40 horas semanales. Meses después pidió traslado al centro comercial Islazul, en el barrio de Carabanchel (Madrid), porque estaba cerca de su domicilio. “Allí comencé el turno de 24 horas en la sección de señora”. Hasta que, un día, a la salida, el disgusto: “Me retienen en la tienda la encargada y el guarda jurado. Normalmente enseñábamos las bolsas a la encargada, pero ese día me dicen que las normas han cambiado y hay que enseñárselas al guarda también. Yo llevaba una camisa en una bolsa, que me había regalado una amiga. La encargada me dice que la he robado. Le digo que es un regalo y entonces me notifican, en ese mismo momento por carta, que me suspenden de empleo hasta el día 9 de junio”. Luego fue despedida.

Las madres con guardia legal de los hijos menores de ocho años solo pueden ser despedidas por asuntos disciplinarios, como una agresión o un robo, ya que la ley las protege; es decir, con un despido procedente. Mara Antón tuvo que demandar a Zara y durante el juicio aportó el justificante de compra de la camisa, que había sido adquirida en otro centro comercial. “Me reincorporaron, pero claro, la situación no era muy agradable. Me trasladaron a probadores, con la encargada sentada a mi lado, y el primer día me encuentro con que han alarmado tres veces las prendas. Pedí mis vacaciones y me las tomé, con tanta mala suerte que me caigo y me hago polvo el hombro y el brazo, y ahora llevo tres meses de baja”, añade.

A Sonia Arenas, de 34 años, la despidieron del Zara del centro Max Center, de Baracaldo (Vizcaya), porque encontraron los zapatos de una compañera en su taquilla y la acusaron de robo. Fue madre en el 2005 y su periplo judicial comenzó en diciembre de 2008, durante el que ha perdido en dos ocasiones, aunque ha apelado ante el Tribunal Supremo. Sonia es concluyente cuando argumenta que “necesitaban justificar un despido procedente porque al ser madre no te pueden echar y tienen que buscar algo grave, como un hurto”. Esta dependienta cuenta que cuando intentó pedir reducción de jornada, empezaron sus problemas: “Llevaba cuatro años con reducción de jornada y los últimos tres con mucha presión. A los seis meses me quisieron cambiar días, de sección e incluso de tiendas. Como me negaba, no podía hablar por teléfono, no podía ir al baño y los encargados estaban siempre pendientes de mí”. Sus temores se materializaron un día: “Aparece la encargada con un enlace sindical para hacer revisión de taquillas, les abro la mía y me encuentro una bolsa que no me pertenece, con los zapatos de una compañera, que ella llevaba para devolver. En vez de preguntarme a mí o a otras compañeras, llaman a la encargada y al enlace sindical”. Sonia receló: “La encargada tiene otro juego de llaves. Durante el juicio, esta chica y ocho testigos fueron a declarar a favor de la empresa, aunque alguno ni estaba en la tienda aquel día”. La joven asegura: “Mi pelea no es ya por la indemnización, que es lo de menos, sino por demostrar que yo no he robado nada a nadie”.

No sería la primera vez que Zara perdiese un juicio por este motivo. El 16 de marzo de 2009 un juzgado de Madrid sentenció a favor de María Isabel González, de 29 años, que era encargada de la caja central en el Zara del Centro Comercial Tres Aguas (Alcorcón, Madrid). Según la demanda, en diciembre de 2008 ella fue despedida y la empresa la acusó de haberse apropiado de 477 euros en metálico. La empresa aportó incluso unas grabaciones de vídeo, pero el juez decidió que no realizaba nada ilegal. Al final, el juzgado declaró su despido improcedente y condenó a Zara a readmitir a la joven o “el abono de una indemnización de 8.567 euros y en todo caso de los salarios dejados de percibir desde la fecha de despido”. Explica Isabel: “Todo comenzó cuando empecé a hablar de ser madre en poco tiempo y, sobre todo, al llevarme bien con la chica del comité de empresa”. La cajera argumenta: “La sentencia deja claro que no he robado, pero esto te afecta, y mucho, porque te meten con cinco personas en una habitación y te dicen que tienes que firmar tu despido porque has robado de la caja. Me dio un ataque de ansiedad y no firmé nada”.

Nuria Sánchez-Mateos, de 36 años y cajera de Zara, con un hijo de seis años, tenía reducción de jornada en el Parque Corredor (Torrejón de Ardoz, Madrid). Llevaba 12 años en Zara y en 2008 pidió una excedencia de 14 meses para estudiar por su cuenta Comercio Electrónico y Marketing. “Cuando les pedí reincorporarme, me daban puestos de fin de semana y un contrato eventual de un par de meses, lo que supondría la pérdida de todos los derechos adquiridos. Les he demandado”. Antes de entrar a juicio, el pasado día 15, esta trabajadora y la empresa llegaron a un acuerdo por el que le pagarán 45 días por cada años trabajado.

María Ángeles Cuéllar tiene 30 años y una hija de dos. Era cajera central en el Zara de la calle Serrano, de Madrid. Tras dar a luz siguió trabajando 40 horas semanales. Pero en enero de 2009 solicitó la reducción a 36 que le concede la ley. Demandó a Zara y antes del juicio también llegó a un acuerdo: “Me dieron a elegir cualquier tienda, menos la de Serrano. Así que elegí la de Goya, pero mi sorpresa fue ver que ya había una cajera, así que me pusieron de dependienta”. Ella considera que “o eres fuerte, o te afecta”.

“Las trabajadoras que son madres –explican en CC OO–, además de veteranas, suelen ser las mejores vendedoras: hacen los camiones por las mañanas, colocan los almacenes… Es el colectivo que más reclama sus derechos, mientras el resto callan, por desconocimiento o por miedo”.

Imagen: http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idioma=CAS&idnoticia_PK=60610&idseccio_PK=547&h=

jueves, 8 de abril de 2010

3 de Abril de 2009

Hace muy pocos días, hemos hecho un añito. Mateo como persona, y yo, como madre :)

Un día, hace ya algunos años, caí en un cumpleaños mío que era muy importante felicitar a mi madre el día de mi cumpleaños. En mi caso, ella también había sido madre por primera vez. Pero no sólo porque se estrenara como madre, sino una sincera felicitación por el trabajazo de aquel día :) :) :) cuando a uno su madre lo felicita por su cumpleaños, habría que tener siempre la deferencia de felicitarla a ella (joer, qué reivindicona soy, es verdad, este post no es para Reivindicaciones, pero al final…).

El día que tuve a mi hijo entre mis brazos supe por fin que, como muchas mujeres me habían dicho antes, ese era el día más feliz de mi vida. Espero tener algún día más como aquel, la verdad. Cuando conozca a mi(s) siguiente(s)… ya no será sólo uno ‘el día más feliz de mi vida’ :)

De aquel día guardo muchos recuerdos que he desempolvado en este aniversario, unos más gratos que otros… pero guardo en una cajita especial uno del que no hay fotos, ni videos… las dos horas que estuvimos solitos en la sala de recuperación después de que nació. Venga a mirarnos el uno al otro, él con los ojos abiertos de par en par, tal como nació. Yo hablándole y hablándole, no sé que rollos le estaba contado. Y él, ya a la tetita, me miraba muy fijo, y entre rollo y rollo no podía parar de besarlo. Enamorándonos :) …

Ojalá pudiésemos tener una cajita fuerte de recuerdos, que no se borraran ni con el tiempo ni con la enfermedad… la sola idea de que algún día pueda perderlos hace que se me llenen los ojos de lágrimas. Como ahora… Pero me las enjuago y sonrío ante toda la gracia y la bendición que recibí y sigo recibiendo desde entonces. Cuánto se ha enriquecido mi vida, sin recibir dinero alguno :)

El 3 de abril del 2009 fue el día que mi vida cambió ya para siempre :) hay una Carolina antes y otra después de esa fecha. Qué vértigo cuando sabes que estás a punto de dar ese salto. Qué gozo zambullirse en estas aguas procelosas, qué gusto dejarse llevar a lugares en los que jamás uno antes imaginó estar, los descubrimientos hacia adentro y hacia afuera. Hay saltos acojonantes, lugares sombríos y tristes y claros de luz diáfana y templada. Es ‘el Viaje’ :)

El mío, pero también el suyo. Recuerdo a Khalil Gibran, y sé que yo viajo como arco, y él, como flecha. El Arquero nos lleva juntos, pero nuestros destinos son diferentes. Como aún no sabía soplar la velita, nosotros le ayudamos a hacerlo, y mi deseo: que cumpla muchísimos más, y que todos sean felices…