jueves, 3 de noviembre de 2011

Imposible ponerme al día

Desde comienzos de verano, he sentido una terrible dificultad a la hora de ponerme a escribir, y cada vez se me ha puesto más cuesta arriba.

Me gusta escribir, pero me gusta mucho más leer que escribir. Y después de leer mucho, muy bueno, y muy bien escrito, me quedo yo misma sin palabras.

Este verano ha sido el verano de leer a Casilda Rodrigáñez. Sus cuatro libros y prácticamente todos sus artículos. Y creo que era mucho más de lo que podía digerir :) todavía estoy en ello.

No sé tampoco qué decir de ella, ni cómo explicar por qué me parece importante su obra. Sólo sé que me ha conectado con intuiciones y sentimientos antiguos, que me acompañaban desde la adolescencia y antes. Ideas que no caben en el mundo en el que vivimos, porque, si cupieran, el mundo en el que vivimos sería otro.

De veras que no me sale nada que merezca la pena, así que me limitaré a invitar a su lectura. Si la googleais, encontraréis referencias buenísimas de personas con mente más clara que la mía actualmente (sin ir más lejos, de mano de Ileana, en ‘Tenemos Tetas’, o de Mª Mar Jiménez, en ‘El Blog Alternativo’). Todas las mujeres deberíamos leer a Casilda Rodrigáñez, y los hombres también. En realidad, el género no es importante: sí lo es estar dispuesto a leer sin prejuicios.

El comienzo de septiembre fue un poco complicado, emocionalmente hablando, y eso siempre me deja KO a la hora de hacer nada. Y escribir, muchísimo menos. Luego vinieron los viajes para las presentaciones de Una Nueva Maternidad (de la que acabamos de abrir 2ª edición :)), cargadas de emociones por los reencuentros, tanto en Madrid como en Salamanca. Tantas las risas, unas (para mí, muy necesitadas) conversaciones, los abrazos, las felicitaciones… iba de una borrachera de alegría en otra. Y aún quedaba una más, el fin de semana pasado: la asamblea nacional de soci@s de El Parto es Nuestro, a la que asistí por primera vez desde que me hice socia. Tenía tantísimas ganas de conocer a tantas mujeres (y cada vez más hombres) con las que he intercambiado tantos correos, tanta energía en algunos proyectos importantísimos, como fue ayudar a conseguir que a Habiba le devolvieran su niña, o el aún inconcluso y vergonzante asunto de las viñetas de la SEGO … fue maravilloso poner voz y cara a muchas y algunos :) y voz, cara e historia a muchísim@s otr@s. Y animo desde aquí a unirse a esta asociación, modesta en su tamaño, pero muy grande en su fuerza, a todo aquel que crea que en el cuidado de nuestros embarazos y la atención a nuestros partos/nacimientos aún queda mucho por hacer.

Y no quiero acabar esta entrada sin dedicar un agradecimiento especial desde aquí, aunque probablemente no lo leerá (generalmente, pobre, demasiado ocupado sólo con escucharme todo el día, cuando no está trabajando) al papá de Mateo. Porque sin su ayuda, participar en todas estas cosas me sería muchísimo más difícil, por no decir casi imposible. Si no estuviera siempre dispuesto a estar al pie del cañón ejerciendo de papi proactivamente, yo podría ir sola con Mateo a los sitios, pero nunca me podría ‘involucrar’, porque tendría que estar todo el rato pendiente de él. Él siempre tiene una sonrisa, siempre diciéndome ‘estamos bien, tú vuelve ahí dentro’… y cuando lo pienso se me saltan las lágrimas al recordar cómo a veces pierdo los papeles con él ante una cosita que no sale perfecta, o como yo la había planeado. Si lees esto, quiero que sepas que me arrepiento; y que sí, siempre consigues compensar con creces todo aquello que no sale bien. Que nunca jamás dudo de que he elegido el mejor padre para mis hijos. Y que te quiero, ya lo sabes, aunque últimamente te lo digo bastante poco. Eres un crack ;)