domingo, 25 de octubre de 2009

Hoy vamos de copas...

ADVERTENCIA: Escrupulos@s del mundo, abstenerse de seguir leyendo. Luego no digáis que no os lo he advertido.

Hoy os voy a presentar mi último descubrimiento, un invento grandioso que es de principios del siglo pasado: la copa menstrual.

ladycup[1]

(NoOoOoOoO!!!!! Qué asco, por Dios, pero qué gochada es ésta?!?!?!) (Ya lo advertí... que hacéis leyendo aún? XDDD)

Creo que supe de ella por primera vez en algún programa de Documentos TV, pero ni recuerdo el tema ni nada ... me llamó poderosamente la atención, y me sorprendió que con treinta añazos que tenía ya, jamás hubiese oído hablar de semejante artilugio. Y me dije 'ostras, un día tengo que probar eso!'

Habré venido rumiando la idea un par de años o tres. Al principio con las reticencias clásicas a las cosas poco conocidas, que si sería fácil o difícil de poner/llevar...y luego me quedé embarazada :) poco a poco fui leyendo sobre ella en internet, y cada vez me convencía más y más de que era algo que tenía que probar. Hay muchísimas opiniones e información de primera mano de usuarias que están encantadas con sus copas  menstruales.

Se inventaron en la década de los 30, a la par que los tampones desechables. Pero parece ser que ya entonces no tuvieron mucho éxito, porque su manipulación implicaba que las mujeres estuvieran muy 'en contacto' con sus partes íntimas, y ya se sabe lo que era aquello (y lo que AÚN sigue siendo para algunas)(niña, eso no se toca!). Además de las razones comerciales, claro. Quién iba a estar interesado en un producto reutilizable cuando se puede sacar muchísimo más dinero de uno desechable que hay que comprar todos los meses. Al principio eran de látex, con el consiguiente peligro alergénico, pero creo que ahora todas o casi todas las marcas del mercado son de silicona médica (como la de los chupetes, vamos).

Pensaba que sólo había una marca, Mooncup, que es la más conocida, pero hay varias más: Lady Cup, Diva Cup, Lunette... googleando se encuentran fácilmente. Varían poco en su diseño, y milímetros en las medidas. Básicamente, hay dos tallas: pequeña, para mujeres menores de 25/30 años o sin parto vaginal, y la grande, para mujeres mayores de 25/30 años o que hayan pasado ya un parto vaginal. Después de leer muchas opiniones de usuarias, me decidí por una Lady Cup. Me pareció más sencilla y más fácil de limpiar, pero todas tienen sus ventajas y puntos a favor. Excepto en algunas herboristerías y tiendas especializadas, me da la sensación de que no es fácil de encontrar. En internet, sí (claro). En muchas páginas dedicadas a crianza natural y vida más ecológica son fáciles de conseguir. Aparte de en las páginas oficiales de cada copa, también.

Este mes pasado ha sido la primera vez que la he usado, y claro, lo flipé. Tiene su trabajito y requiere su práctica la colocación, como todo al principio, pero una vez le pillas el tranquillo, es la leche. Eso sí que es como no llevar NADA DE NADA.  Si está bien colocada, ni sabes que la tienes puesta. Y de repente ya no hay sangre, ni malos olores, ni nada. De día o de noche. No se escapa nada. Tarda en llenarse aproximadamente unas 12 horas (quizás un poco menos si se tiene un periodo muy, pero muy abundante). Cuando te la quitas, se tira la sangre, limpias bien la copa con agua y otra vez adentro. Cuando acaba la regla, se lava con un jabón lo más delicado posible en cuanto a ph, se esteriliza y se guarda en su bolsita de algodón hasta el mes siguiente.

¡¡¡¡¡¡Dios, qué descanso!!!!!!!

Yo no sé cómo he podido vivir tanto tiempo sin conocer esto... si ya estoy más cerca de la menopausia que otra cosa!!! jajaja aunque bueno, creo que aún tengo tiempo de amortizarla...

Al principio yo la ví un poco... grande XDDDDDD pero luego me dije que aquello tenía mucho de psicológico, porque ... joer... vamos a ser claros... por ahí entran y salen cosas igual de grandes y más!!!

Y la verdad que con ello no es que quisiera olvidarme de que tengo periodo... nunca he tenido esa aversión por la regla, la verdad (bueno, quizá al principio, cuando era muy pequeña). No me disgusta mi sangre, ni sangrar ni lo que tiene que ver con el ciclo. Las molestias asociadas claro que me molestan, aunque afortunadamente siempre he tenido pocas. Pero ha llegado la época de mi vida en que he comprendido su verdadero significado, y ya no echo pestes de esos días. Son parte del milagro y privilegio de poder crear vida.

Lo que sí me molesta de verdad es el hecho de llevar las dichosas compresas y los tampones, que siempre me han dado mucho asquito e incomodidad (tanto o más que sus anuncios televisivos, joder, qué mal me siento cuando los veo...). Así que me voy a guardar algunos ejemplares de cada cosa para 'por si' alguna eventualidad, pero les voy a decir 'hasta nunca más' .

Yo os diría que os animárais, de veras que merece la pena.

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