viernes, 7 de agosto de 2009

Si yo fuera más valiente

Muchos dirían que temeraria (y tienen su parte de razón, imagino, como todos la tenemos). Pero si yo fuera más valiente, me habría encantado traer a mi hijo a este mundo en mi casa.

Desde que ví, hará ya tres de años, un programa en Documentos TV, no se me quita esa idea de la cabeza. Aún lo tengo grabado, en cinta (qué antigua para unas cosas y qué modernita para otras, hija). El documental se llama 'De parto', y se puede encontrar en YouTube (está dividido en 6 partes) o en la página de 'El parto es nuestro' (http://www.elpartoesnuestro.es/index.php?option=com_content&task=view&id=233&Itemid=101). Se lo recomiendo a cualquiera, y sus ideas sobre lo que es parir y nacer seguro que no vuelven a ser iguales.

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Nos digan lo que nos digan, nuestros cuerpos están preparados para este lance. Pero las historias truculentas y la visión 'cinematográfica' que se tiene de los partos (mujeres gritando y sangre por todas partes, al más puro estilo 'La matanza de Texas') ha hecho que muchas mujeres tengan un miedo horroroso a pasar por esta experiencia, sobre todo porque todos tenemos miedo al dolor. Lo que muy pocos explican es que este dolor no es como otros que conocemos. No es como el de un cólico de riñón, o una migraña, o una hernia discal, o un cáncer... todos esos son dolores producidos por una enfermedad, y que no sabemos a ciencia cierta cuando acabarán. El dolor de un parto es el de una nueva vida abriéndose camino por tu cuerpo, da respiros de vez en cuando, y sabes que tiene un final en cuestión de horas.

En condiciones naturales, nuestro cuerpo nos dota de opiáceos naturales para paliar esas sensaciones. Y las mujeres que no son obligadas a estar tumbadas ni atadas a un monitor lo saben y lo cuentan. Las mujeres a las que no se les suministra oxitocina sintética 'porque sí' lo saben también. Está demostrado que la oxitocina que ponen en gotero aumenta la cantidad y la intensidad de las contracciones hasta hacerlas insoportables. Y eso hace prácticamente indispensable el uso de alguna anestesia (ahora que las hay... nuestras madres no tuvieron esa 'suerte'... gotero y a pelo...).

Pero, ¿quién sabe más?¿los médicos o nosotras? Oiga, pues depende. Yo no me voy a poner tremendista y negar todos los avances que a Dios gracias nos ha traído la ciencia. Imagino que parimos en los hospitales por dos razones: una es porque los hay (vaya perogrullada, pero es que de 100 años para atrás no había para estas cosas), y otra porque nos imaginamos que los profesionales siempre saben más que nosotros. Y no digo yo que no sea así en el caso de las enfermedades. Yo no me veo capaz de curarme yo solita un cáncer de hígado. Pero estar embarazada y parir NO ES UNA ENFERMEDAD. Y la realidad es que muchas mujeres paren fuera de hospitales, en el tercer mundo porque no hay otra opción, y en nuestro 'supuesto' primer mundo PORQUE QUIEREN. Y para mí el quid de la cuestión está en asumir los riesgos. Nadie queremos asumir los riesgos. Nosotras como dadoras de vida preferimos delegar en los profesionales. Y los profesionales, por miedo a nuestras posibles demandas, van a hacer lo que sea con tal de no correr ningún riesgo. A nadie le apetece asumir los posibles daños.

Coincido con un buen amigo que es médico que cualquier parto, incluso el de una mujer que está muy sana y ha tenido un embarazo de libro, puede toparse con una eventualidad peligrosa y necesitar la intervención de los sanitarios. ¿Cómo solucionaría yo eso? Haciendo de las maternidades de los hospitales lugares agradables para nacer, donde lo primero que te hacen al llegar no sea afeitarte medio chichi (¿¿??) y meterte un enema de 250 porque sí, donde las salas de dilatación se parecieran a una habitación de casa o a una salita, donde hubiera luz tenue o música suave si la madre la pide, donde hubiera piscinas o bañeras donde poder aliviar las contracciones e incluso dar a luz, donde te permitieran estar de pie o sentada o como coño te apetezca, donde hubiera taburetes de parto para los expulsivos y no potros ginecológicos... y la posibilidad de pedir la epidural si todo se torna más duro de lo que creemos soportar, y la seguridad de que si algo se tuerce ya estamos allí mismo para que nos atiendan... en una palabra, QUE NOS DEJEN ELEGIR CÓMO QUEREMOS PARIR.

Hasta ahora, esto sólo está al alcance de algunas que viven cerca de clínicas especializadas y pueden pagarlo y otras que viven cerca de hospitales públicos donde 'algo empieza a moverse' entre los propios profesionales... a todas las demás nos deja a la buena de Dios. Ojalá much@s estemos dispuestos a poner algo de nuestra parte porque esto cambie.

Por cierto, la imagen es del penúltimo anuncio de Flex, no sé si os acordaréis... anuncio que he oído fue retirado por las presiones de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) y su presidente, el señor Bajo Arenas (hombre 'simpático' que sale también soltando lindezas en el documental 'De parto'). Sin palabras.

3 comentarios:

  1. Algo empieza a moverse, como bien dices...

    Yo tampoco fui más valiente en mi parto.

    Pero si Dios me da una segunda oportunidad, estoy segura que tendré un parto más consciente. No me atrevo aún a afirmar que en casa, pero más consciente, seguro.

    Un abrazo muy fuerte, comparto absolutamente tus reivindicaciones!!! ;-)

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  2. Yo vi el anuncio de Flex solo en youtube (apenas veo la tele) pero no me puedo creer que lo hayan retirado por la presión de los ginecólogos.

    Es increíble, este mundo está al revés, la pirámide invertida, cada día lo veo más claro.

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