viernes, 14 de agosto de 2009

Y... ¿dónde vamos?

2112567 Comparándonos con algunos países de nuestro entorno, los españoles tendemos a creernos super 'family friendly' porque aquí vemos muchos niños en espacios públicos, tanto abiertos como cerrados. Presumimos de que llevamos a nuestros hijos a cualquier lado con nosotros, no como esos estirados de otras latitudes. Pero ¿lo hacemos verdaderamente? Y si lo hacemos, ¿a qué precio?

Para que no nos perdamos, empezaré diciendo que esta reflexión viene de mi profundo odio hacia el tabaco. Ya me asqueaba antes de ser madre el hecho de salir de copas o simplemente a tomar unos pinchos y tener que tragarme con ello unos cuantos kilos de humo ajeno y llegar a casa completamente apestando. Pero como vivimos en un país así, de leyes a medias, de correcciones políticamente incorrectas, pues ya está: quiera o no quiera me tengo que comer esa tortilla que lleva toda la mañana ahumándose con los cigarritos de todos los parroquianos.

La cosa es que yo como adulta puedo elegir si ir o no ir a estos establecimientos, que tan ufanos, parecen orgullosos en exhibir su cartelito en la puerta de 'Aquí sí está permitido fumar' (que a mí me dan ganas de decirles 'Oiga, pues qué bien, a ver si mañana permiten cagar en el suelo y ya no falta un perejil'). Pero claro, a mi hijo intento evitárselo en lo posible. Lo cual nos deja los establecimientos de los centros comerciales (chupi, qué divertido!! -por favor, nótese la ironía) y los escasísimos establecimientos que han decidido pasarse a 'ESPACIOS LIBRES DE HUMO'. Y en verano, aún ni qué, porque con las terrazas tiene uno un poco más de cancha... pero verás qué risas cuando llegue el invierno otra vez...

Hace unas semanas nos ocurrió un incidente bastante penoso... teníamos muchas ganas de comernos un kebab en nuestro shawarma favorito, pero siempre estamos con la cosa de que allí no está prohibido fumar. Curiosamente, suelen ir muchas familias, muchos niños pequeños, bebés en carritos... por lo que muchas veces puedes comer tranquilo, que nadie va a fumar. Pero claro, es a la suerte. Ese día decidimos ir. Estábamos solos, y entró una parejita. Unos guays. De estos hippies pijorros (o falsos hippies, ya sabéis). Él tenía una pinta de colgao que no podía con ella. Y le pide un cenicero al chico del shawarma, al lado nuestro, preguntándole afirmativamente 'Aquí se puede fumar, no?'. Y el chico le responde que sí, pero que fíjate, aquí tienen un niño pequeñito... y el tío contesta con toda su jeta 'No, si no les molestamos, estamos muy lejos' ( el que conoce el shawarma al que vamos, sabe que es un poco menos que dos veces nuestro salón). Todo esto sin mirarnos siquiera. Sin preguntarnos a nosotros que si podía molestarnos. El colgao, que se le veía cara de no haber terminado la EGB, decidió él solito que no nos molestaría. A su novia tampoco se le ocurrió. Un dechado de educación y civismo, los dos (ay, pero luego no nos hace falta 'Educación para la Ciudadanía'... no qué va!).

Con mi cabreo de loba protectora (alguien diría que de zorra, dejémoslo así...) habría ido y le habría apagado el cigarrito en el agujero del culo. Pero amigos, la razón estaba de su parte. En el local está permitido fumar. Así que sólo pude comerme las ganas de hacer lo anterior, coger mis bártulos (¡que estaba dándole de comer a Mateo!) y largarnos... y terminar de darle de comer al niño en el parque más cercano.

La cuestión: somos carne de McDonalds. No porque nos guste mucho la comida basura, sino porque allí siempre te aseguras el que no se pueda fumar. Y el café está muy rico y es mucho más barato en comparación con cualquier cafetería de la ciudad. Yo tengo la teoría de que han empezado a poner más dulcerío gracias a nuestras visitas y las de cada vez más viejecitas que van a merendar allí (no os riais, que lo digo en serio!! XD)...

Ahí va mi reivindicación de hoy: TODOS LOS ESPACIOS PÚBLICOS LIBRES DE HUMO YA! Señora Ministra de Sanidad (esta, y los de antes y los de después) por favor, no sean tan cobardes y legislen ya. Yo ya estoy cansada de que los derechos de los no fumadores sean menos derechos que los de los fumadores (ay, pobrecitos, es que ellos tienen una adicción... y yo cada vez más papeletas para un enfisema que no me he buscado, joder!)

Y ojito, que la contribución ciudadana no es menos... si empezamos a frecuentar los espacios libres de humo en perjuicio de los demás, veréis como alguno más coge la onda. En Salamanca hay muy pocos, pero están siempre llenos. Eso debería dar una pista.

2 comentarios:

  1. Hola, Caro!!!

    Muchísimas gracias por tu visita a nuestro blog. También me ha encantado el tuyo.

    Me hace mucha ilusión encontrar cada día una nueva mami de esta gran red de madres blogueras, dispuestas a aprender de nuestros hijos.

    Con respecto al tema del tabaco, pienso lo mismo. Hay muchas cosas en la sociedad que uno solo se da cuenta cuando tiene niños (y un poco de sensibilidad). ¿Y qué me dices del suelo de los parques y la arena de la playa llenos de colillas?

    Todo esto evidencia que la sociedad, efectivamente, vive de espaldas a los niños. No sabía que en España se presumía de vida familiar, porque yo lo único que veo son atentados contra ella por todas partes.

    En comparación con los nórdicos y los países más avanzados, vaya, nada que hablar.

    El concepto de familia aquí sigue siendo el hipócrita concepto católico, que mete bajo la alfombra toda la suciedad.

    Un abrazo!!!

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  2. Bueno, lleno de colillas y lo que no son colillas... excrementos de perros, condones, basura y lo que vaya viniendo...
    Yo pienso que aquí se presume precisamente cuando uno se compara con paises más al norte, sobre todo Inglaterra, por la cosa de que los niños tienen muy poca presencia 'en la calle', donde los espacios públicos son más de los adultos. Pensamos que tratamos mejor a nuestros niños porque los tenemos por la calle con nosotros, pero no entendemos que muchas veces no lo hacemos en sitios que a ellos les interese, les guste ni sea saludable para ellos.
    Y al final, muchas veces, para tenerlos 'aparcados'... no hay nada que me de más coraje que esos grupitos de mamis guays que ponen a los niños en la zona de juegos de McDonald's y por ellas como si lo desmontan, pasando de ellos tres kilos.
    Como diría Maria Isabel... no me voy a tocar las palmas, que me conozco :D
    Totalmente de acuerdo acerca del hipócrita concepto católico... a veces tan lejos de Dios.
    Otro abrazo!!

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