sábado, 19 de septiembre de 2009

Somos lo que nos dicen...

   Esta mañana llego inspirada a escribir esto después de pasar por el blog de Lactabia, y leer su post 'Cuidado con las etiquetas', y recomiendo su lectura porque es espectacularmente revelador. Las cosas simples al final son las más reveladoras siempre...

   Yo he descubierto esto a mi pequeña escala personal. Mi hijo es inquieto desde la tripa; aunque en preparación al parto nos decían que la actividad intra útero no tendría mucho que ver con el caracter del niñ109o al nacer, yo sabía que iba a tener un 'terremoto'. Las madres conocemos a nuestros hijos desde el principio. Y así fue :) llorón, escandaloso e inquieto a más no  poder. Los ojos abiertos de par en par desde el minuto uno. Sacudiendo las manos con fuerza cuando se ponía nervioso, desgañitándose cuando tenía hambre... Desgraciadamente, yo, que odio profundamente las comparaciones, fui quién le hizo la primera, con su 'compañero de habitación', un niño rechoncho (pesaba un kilo más que él), blanquito, que sólo dormía y mamaba y al que creo que oímos gemir alguna vez. Aquella noche, en la planta, sólo se oía a mi Mateo... :) ahora lo recuerdo y me río, pero joer...

   Al principio lo pasé muy mal, porque la gente lo único que hacía era repetirme lo llorón que era, que si seguía siendo tan 'malo' y lindezas del estilo (antes de que hiciera siquiera dos mesecitos, mi pobre...). Todo el mundo tenía una opinión. (Que yo llegué a la conclusión de que todo el mundo debía ser pediatra, porque nadie se corta un pelo a la hora de diagnosticarte a un crío en plena calle o cola del super). Yo intentaba 'defenderle', porque creía que mucho del problema de mi niño por aquellos entonces venían de problemas con la digestión. Y coño, porque llorar no es tener maldad, y no consentía que me dijesen esa estupidez! Pero un día, recién de vuelta de unos días de MUCHAS OPINIONES, se me fue la olla... un día salimos de casa y no quería ir en la silla, se ponía como una fiera de llorar. Y yo sólo veía cuantos niños felices y calladitos iban en las suyas, y maldecía mi suerte. Empecé a amargarme y creer que ya no podría hacer nada, ni ir a ningún sitio, y cuando lloraba ya no quería defenderlo de ningún modo. Yo caía, caía y caía en un pozo cada vez más negro, yo solita. Hasta que yo solita también, un día vi la luz. Y descubrí el concepto de 'crianza con apego'...

   Me había leído ya antes de que naciera Mateo 'Un regalo para toda la vida' y 'Bésame mucho', de Carlos González. En mi época de pre-mamá ya me encantó la teoría, pero llegado el momento estaba demasiado ofuscada para ponerlo en práctica. Y llegué a otras lecturas, como las de Laura Gutman, y ahí ya me dí cuenta de lo que pasaba. De lo que ME pasaba. A mí. E intuí (nunca sabré de seguro) lo que le pasaba a mi hijo. Y nos reconciliamos. Le pedí perdón, y sé que lo entendió. Empecé a cambiar las cosas. Primero, mi actitud. Comprender que mi pequeño bebé no lloraba por capricho, ni por joderme la vida. Algo le pasaba y sencillamente no podía saber lo que era. Sólo alcanzaba a comprender lo que le aliviaba. Y era tan simple como estar junto a mí (y su padre) el mayor tiempo posible. 'Cedí', y le llevaba en el fular a todas partes... y llegaron los famosos tercer y cuarto mes en los que se supone que se obran los milagros de todos los llorones (jajaja) y efectivamente, algo se serenó.

   Algo, porque mi niño es como es :) y un día, de repente, probamos a llevarle un ratito en la silla y 'cedió' él :) y así funcionamos ahora. Siempre haciéndolo todo a medias, como decía en aquel post... cangureamos a tiempo parcial, y cuando nos apetece a los tres.

   Él sigue siendo como es. Escandaloso, inquieto... que parecen cualidades 'malas'. O defectos, pero puede que no. Puede que sean características de potencialidades muy grandes. A veces parece que vaya a acabar con nuestras fuerzas, pero luego nos miramos y nos reímos, y decimos  'Ay qué vida nos espera!'. He llegado a la conclusión de que, a pesar de que nosotros somos unos pachones, nos mola la caña que nos da este niño jajaja yo no puedo evitar decirle que es un terremoto, pero normalmente se lo digo sonriendo, porque efectivamente no quiero transmitirle que eso me molesta. Su padre y yo somos los que nos tenemos que encargar de que esas potencialidades evolucionen hacia algo positivo. El tiempo dirá si somos capaces...

   También le repito lo guapísimo que es, lo simpático (que ya se ríe a carcajadas), lo muchísimo que le queremos...

   Personalmente, quiero tener mucho cuidado con esas etiquetas, porque baby_02efectivamente, aunque luego uno puede desprenderse de ellas cuando se hace mayor, corre el peligro de crecer arrastrando mucha amargura. Creerse 'el torpe', 'la guapa  tonta', 'el gordito', 'la lista fea', 'el malo'... lo que sea, entristece y limita. Y generalmente los que nos ponen esas etiquetas son los que más nos quieren: padres, abuelos, tíos... que serán refrendados por gente con mala baba en el barrio, la escuela, el curro y donde sea.

   Y es una cuestión de actitud que sólo puede tener efectos positivos: si nos fijamos más en las cualidades positivas de los demás y las alabamos, también lo harán con nosotros y serán más tolerantes con nuestros defectos. Lo malo es que la tendencia general es ver lo peor del otro para criticarlo sin piedad, siempre saliendo nosotros en comparación bien parados... si no, qué explicación tiene que haya tanto programa de cotilleo en la tele y tanta presa 'rosa' (yo diría 'caca', como las bolsas)?

   Tenemos mucho trabajo por delante...

Imágenes:

http://www.pikaflash.com/foros/showthread.php?t=7731&page=52

http://www.chinalyst.net/node/75996

15 comentarios:

  1. Caro!!! Magnífica esta entrada!!! Emocionante.

    Esta mañana pensaba en esto. En como todo el mundo siempre quiere que los niños sean tranquilitos... Entré con mi niña a la oficina de correos, donde todo el mundo esperaba en silencio más de media hora de cola, y revolucionamos aquello allí, jejeje... era su voz la única que se oía... y me puse a pensar nuevamente en cómo la sociedad vive de espaldas a los niños, esperando siempre que se comporten como adultos.

    Y lo de las etiquetas, bueno, Laura Gutman lo explica muy bien: somos lo que nos dicen que somos de niños, y lo que nos dice nuestra familia, lo que se ha verbalizado sobre nosotros.

    Yo, la "lista fea", por supuesto.

    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. Y el artículo original sobre las etiquetas, buenísimo, gracias por el enlace.
    Más besos!!!

    ResponderEliminar
  3. Caro: yo llegué con 23 años al mundo laboral y una buena compañera me hizo ver la carga que soportaba mi espalda con tanto cartel colgado al cuello.

    Siempre he creido ser torpe. Siempre he estado diciendo,lo siento, uy, perdón se me cayó, qué torpe soy, es que yo para esto no sirvo. No, que yo no sé jugar a eso...

    Una etiqueta, entre muchas otras que me sigue limitando. Cómo tu dices hay que tener cuidado con los peques. Está bien que nos lo recuerdes.
    Asier es bastante bueno, y la gente me lo repite por la calle y yo siempre y salto y digo: oye, que también tiene su carácter, eh! Es que tan malo es que te digan que es malo, como que es bueno, porque a veces parece que el niño es tonto...Es bueno, pero grita como un poseso cuando quiere comer, es un bruto y un mimoso, pe ro a mí no me importa, no quiero un niño como si fuera un muñeco, es tranquilo pero tiene su propia personalidad. Y yo, encantada de que la tenga.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias a las dos :)

    Ileana, qué curioso, verdad? todo el mundo quiere que los niños sean tranquilitos. Pero el ejemplo que ven de la mayoría de adultos en lugares públicos es el de gente dando voces. En la mayoría de programas de televisión la gente habla a voces, por encima de sus interlocutores, a menudo insultando, y casi siempre con ninguna propiedad lingüística. Eso no es molesto. Pero que un niño llore, o parlotee con su primera jerga, sí, verdad?

    Valeria, qué bueno que siempre haya un alma amiga que nos ayude a ver lo que no vemos, verdad? Y desde luego, las etiquetas 'positivas' a veces también son muy perniciosas, que como tú dices, el que es demasiado bueno, muy a menudo pasa por tonto o por soso, y eso no es así. Y eso es lo genial, que sepamos ver todos los aspectos de sus personalidades... como las caritas de los diamantes...

    Por cierto, yo soy la 'lista fea', la 'gordita' y la 'niña buena'. Lo tengo tengo todo...

    ResponderEliminar
  5. CAro, yo también tengo las mismas tres etiquetas, jajjaa, ¿será por eso que congeniamos tan bien?

    MI madre -y ahora me doy cuenta de lo que significa- siempre alababa lo "buena" y "dócil" que yo era.
    Conclusión: me muerdo las uñas y me han operado de vesícula: ambas cosas son signos de agresividad reprimida..bueno, y más cosas, jajaja...

    Besos!!!

    ResponderEliminar
  6. Quién sabe! :) a lo mejor sí... pero me da que vamos a seguir descubriendo puntos en común, ya verás.
    Pero qué miedo!! siguen las coincidencias: yo también me muerdo las uñas!!!aaarg... bueno, me las mordía hasta hace 2 años o así... y ahora si tengo alguna 'flojucha' y estoy nerviosa me la sigo llevando por delante. De la vesícula aún no tengo noticias... :)
    Empecé con las uñas cuando me quitaron el chupete. O los chupetes. Porque al parecer los mordía con saña y les hacía agujeros. Después hice lo mismo con mis dedos... y ahora recuerdo las cosas que he leido de Gutman sobre la necesidad de succión ...:)
    Más besos!

    ResponderEliminar
  7. Pues aquí otra que se muerde las uñas sin poderlo evitar, me supera.
    Que buen post y cuanta razón! también habría que trabajar el hecho del "autoetiquetado", porque si os fijáis las personas también nos autoetiquetamos constantemente y es dificilísimo no hacerlo, sale solo.
    Saludos
    Marlam

    ResponderEliminar
  8. Ana, gracias por pasarte :) y por tu reflexión sobre el autoetiquetado... qué razón tienes... me gusta porque me has hecho pensar un buen ratito en algo interesante, en serio.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  9. Hola Caro, soy otra mamá bloggera de Charriland! Solo decirte que me he identificado muchisimo con este post, pues mi peque también era "llorón, inquieto, con los ojos de par en par desde el minuto dos" y poco dormilón...Parecía que todos los demás bebés eran buenísimos y dormilones...

    ResponderEliminar
  10. Jajaja!
    Hola Mamáreciente!!
    Como no me ponías la dire de tu blog, te he googleado (palabro habemus!) y te he encontrado ;) ara mismo te añado también a mis favoritos. Así que tú Chiquinini también es un ruidoso,eh? todo está en el Plan, y si esto es lo que nos ha tocado, seguro que es por una buena razón.
    Te sigo, un abrazo, y gracias por participar :)

    ResponderEliminar
  11. Estoy recogiendo unos cuestionarios de la PDN, si quieres participar es sobre el tema del parto, te lo envío a tu cuenta de correo, o sino me lo dices y te pongo el enlace para buscarlo.

    Besos

    Merche

    ResponderEliminar
  12. Merche,
    lo que menos problema te dé :) y en su defecto, ambas cosas. Tú explícame a dónde hay que mandarlos después.
    + besos!

    ResponderEliminar
  13. Como siempre, andamos etiquetad@s hasta las orejas. Mi etiqueta es bien pesada, me la creí durante muchísimo tiempo "inteligente pero vaga" hasta que por mis propios medios pude ver cual era mi realidad, fué durísimo pero ya lo superé. Puede que no tenga mucho que ver con lo de las etiquetas pero en Familia Libre encontré este artículo que es bastante interesante: http://familialibre.com/blog/articulos/disciplina-positiva/cinco-razones-para-dejar-de-decir-muy-bien
    Besos

    ResponderEliminar
  14. Vuelvo a reafirmarme en la idea de que lo que hace grande a un blog es el intercambio de ideas... me ha sorprendido muchísimo este artículo, me ha gustado, me ha hecho pensar, recapacitar, analizar... y ver cosas que hasta ahora no me había planteado. GRACIAS :)
    Y enhorabuena por 'poder' a tu etiqueta ;)
    Más besos!

    ResponderEliminar
  15. Hola Caro, soy Alejandra. No he podido acudir a las últimas reuniones de leche mágica... no se si habréis podido vosotros. así que, como ya tengo ordenador, me quito "el mono" navegando un poco y pasando por esta "tu salita".
    De esto de las etiquetas y los elogios ( que por cierto a mi me resulta dificilísimo de corregir )lo primero que yo leí fue en "el concepto del continuum" de Jean Liedloff, ella da unas leves pinceladas que resumen el artículo que nos ha recomendado "mamá descubre su mundo".Y también habla de lo poco positivo que es que los niños sean los "reyes de la casa", que es un tema parecido pero distinto.
    Aprovecho para recomendarte la lectura de este libro... es probable que ya lo hayas hecho.
    no es que esté deliciosamente redactado... y a veces resulta un poco radical... pero siembra muchas semillitas y hace recapacitar.
    Yo ahora voy poco a poco con "mujeres que corren con los lobos"(porque lo vi aqui) que como tú dices no deja de ser arduo de leer...y además tiene muchas hojas...
    espero verte pronto (ya estoy haciendo mis gestiones para poder ir a la reunión del próximo martes, a ver si lo consigo), mientras te seguiré leyendo.Besos para ti y tu "terremoto"

    ResponderEliminar