viernes, 18 de diciembre de 2009

Regalarnos la navidad

Aquí os dejo un estupendo artículo que encontré en "El mundo de tu bebé", nº 200. Aprovecho para decir que me parece una muy buena revista, y es una pena que no sea la que mayoritariamente regalan con la canastilla...

Los resaltados en negrita son míos.

Por Inma Marín

Presidenta de IPA España (Asoc. Int. Por el Derecho de Niños y Niñas a Jugar) Directora de Marinva, consultoría especializada en educación, comunicación y formación a través del juego.

-Vestirnos de Reyes Magos o Papá Noel y preparar la noche más mágica del año puede convertirse en un fabuloso proyecto familiar-

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En nuestras cada vez más ajetreadas vidas, llenas de responsabilidades a cumplir: comidas familiares, felicitaciones a enviar y, sobre todo, la compra de regalos a amigos, familia, y especialmente a nuestros hijos, sobrinos, ahijados. Los juguetes están estos meses a la orden del día de nuestras conversaciones. La televisión emite continuamente anuncios, los escaparates están llenos a rebosar, recibimos numerosos catálogos en casa… sin olvidar que nuestros niños y niñas, en cuanto aprenden a señalar –y no digamos a hablar- piden, piden y piden.

En este momento, se hace necesario recordar -¡por nuestra higiene mental!- que jugar, la actividad principal de la infancia, es ante todo una actitud vital que trasciende la compra de juguetes. Ese punto de partida nos ayudará muchísimo por una sencilla razón: nos quitará la presión de comprar, comprar y comprar, para recordarnos que el mejor juguete que podemos regalar a nuestros hijos somos nosotros. Y que si afrontamos estos días con humor, alegría y sentido común, no sólo nos divertiremos, sino que conseguiremos unos excelentes aprendizajes.

El primero de ellos: el juego es una necesidad. Son las ganas de saber, imaginar, explorar. Esas ganas se nutren significativamente de deseo, ilusión, sueños. Y para desear algo hay que sentir, necesariamente, su carencia. En esta línea, no es necesario que los Reyes Magos traigan todo lo que piden, aunque aquello que traigan sí debe convertirse en algo significativo.

Lo sabemos: en este torbellino de celebraciones es fácil acabar haciendo multitud de regalos como muestra de cariño y dedicación. Sin embargo, debemos considerar que los padres excesivamente generosos desconciertan a los niños. Si convenimos que educar no es sólo acompañar, sino también corregir y contrariar (y contrariarse), observamos que en estas fechas, a menudo, renunciamos a la vocación de intentar que los niños se esfuercen y caemos en la trampa de bajar la guardia.

Vivir estas fiestas con emoción, alegría y como un espacio privilegiado de conocimiento mutuo, complicidad y diversión es más sencillo de lo que creemos. Empecemos con una buena carta repleta de deseos.

Desear con el corazón

Imagina por un momento una carta que empieza con un Quiero.... Posiblemente será un tipo de lista de las compra, llena de cosas: una moto, un tren, una muñeca. Es un punto de partida que nos centra en nosotros mismos. Ahora cambia el encabezamiento por Deseo.... Ante nosotros se abre un mundo  evocador: deseo estar más rato  con mis padres, ver a los abuelos más a menudo, cenar pizza todos los viernes... Incluso podemos expresar los deseos materiales de otra forma: deseo una muñeca para poderla cuidar y querer.

Otro aspecto que podemos incorporar para disfrutar de las fiestas es vivir la visita de los Reyes Magos como un proyecto familiar. Eso significa que toda la familia está implicada y que, por lo tanto, todos participamos de la decisión de qué les pedimos, qué les explicamos, qué encontrarán en nuestra casa.... Que todos lo vivimos de una manera única y especial.

Tras esta arranque, ya podemos pensar en la carta. Antes de empezar a escribirla, nos puede ayudar hablar con los niños  de los Reyes  de Oriente o de Papá Noel, explicarles sus historias como un cuento y hacerles reparar en la magia que supone que, en una sola noche, puedan llegar a las casas de todos los niños y niñas del  mundo. Eso favorecerá que entiendan por qué debemos esforzarnos en facilitarles la tarea, y que seguro que les resultará imposible traer todo lo que deseamos.

Debemos ayudar a nuestros hijos a decidir qué pedir y a qué renunciar. Y lo maravilloso que puede resultar pedir también para los demás. Ahora bien, los Reyes agradecerán cartas no muy largas, así que más vale poner lo más deseado lo primero, ya que si acaban trayendo dos o tres cosas, ¡seguro que aciertan! Por otra parte, si como adultos, dentro de la idea de vivir estas fiestas como un proyecto familiar, también escribimos nuestra carta, compartimos con los niños nuestra coherencia, ya que comprobarán que tampoco pedimos muchas cosas y nos conformamos con lo que finalmente nos traen los Reyes Magos. Además, dispondremos de una oportunidad única para compartir ilusiones y deseos.

Magia sobre el papel

A los Reyes y a Papá Noel les gusta que les expliquemos cosas. Estaría bien que les escribiéramos con buena letra, procurando no cometer faltas ni hacer borrones, facilitando así la lectura a Sus Majestades. Mientras lo hacemos, estaremos educándoles en valores tan fundamentales como la generosidad o  la preocupación por los demás, y también por el cuidado por los detalles y el trabajo bien hecho.

Cuando llegue el momento de escoger los juguetes -que no será lo único que pidamos-, nos resultará de gran ayuda ver de vez en cuando los anuncios de televisión con ellos, mirar los catálogos, comparar, ir a tiendas especializadas a ver los juguetes que les gustan... y a descubrir otros que no aparecen en los catálogos y que no nos enseñan en la televisión. Los niños sólo pueden pedir aquellos juguetes que conocen y si su única fuente de información es la televisión y los catálogos, su carta podrá ser larga, pero seguramente también muy limitada.

Regio sentido común

Cartas en ristre, llega el momento de ejercer nuestro papel como Reyes Magos con todos los honores y responsabilidad. Los criterios que nos pueden ayudar a la hora de escoger son:

- cada niño tiene unas necesidades lúdicas y psicopedagógicas distintas y hay que conocerlas. Que un juguete nos guste a nosotros no vale, ni tampoco pensar que a todos los niños de la misma edad les gusta lo mismo.

- hay que escoger según su edad y capacidad física y psicológica.

-el juguete debe estimular cualquier aspecto del desarrollo: motriz, cognitivo-afectivo y social. Conviene escoger juguetes que no limiten las posibilidades de juego.

- No debemos creer que sólo son buenos los juguetes que duran muchos años, ni pensar que los únicos o mejores juguetes son los que se pueden comprar: ningún juguete en sí mismo garantiza el juego. Es bueno facilitar que creen sus propios juguetes: cajas que se conviertan en coches o camitas para las muñecas, pinzas de la ropa convertidas en personajes...

- Escogeremos los que cumplan la normativa CE (una etiqueta lo indica), que certifica que son seguros. Además, tienen que llevar las instrucciones, como mínimo, en castellano.

- Convendrá asegurarnos de que la calidad del juguete no se refiere sólo a la durabilidad del material, sino también a que cumplan la finalidad para la cual han sido creados.

- Los niños actúan muchas veces influenciados por la televisión y lo que tienen sus amigos. Es necesario observar de todos los juguetes que pide cuál le hace más ilusión y por qué.

- Hay que evitar los juguetes que fomentan valores negativos, pero hacerlo con la complicidad del niño. Si prohibimos taxativamente, corremos el riesgo de provocar el efecto contrario.  A menudo, somos los adultos los que convertimos un juguete en sexista cuando lo ofrecemos a una niña y lo prohibimos a un niño.(nota mía: qué razón tiene...)

- Aprovechemos el asesoramiento que podemos recibir de ludotecas y tiendas especializadas. No siempre las cajas de los juguetes dan toda la información que deseamos.

Cuidar los preparativos

La carta ya está enviada. La espera - que no el agobio- se vive con emoción. Es el momento de preparar la casa para la llegada de Sus Majestades y de nuevos compañeros de juego. Los pequeños tienen vacaciones y, por lo tanto, disponen de tiempo para poner a punto su habitación: ¡un túnel de lavado para los coches y una sesión de peluquería-compartida por toda la familia- para los muñecos no vendría nada mal! Además, es una buena idea para preparar una buena bienvenida a los Reyes, a los que podemos dejarles un dibujo o una corona, además de comida y bebida para que se repongan del viaje y de una noche muy intensa. Son sólo pequeñas acciones que fomentan en los niños una mayor ilusión y valoración de los regalos recibidos, basándolos en la magia vivida y en su pequeño esfuerzo personal. Y, tal vez, si lo hacemos, los Reyes nos dejen constancia de que han leído nuestra carta y que nos conocen bien. Y tal vez, sólo tal vez, sería fantástico, que los Reyes nos contesten, nos feliciten por los esfuerzos, nos animen a seguir creciendo, nos alerten de aquello que debemos mejorar. A todos y cada uno de los miembros de la familia, por supuesto, no sólo a los pequeños de la casa. Recibir una carta dirigida a todos, con unas líneas para cada uno, sin duda sería un impacto que nos dejaría un recuerdo imborrable.

Una noche extraordinaria

Quedan pocas horas. Los pequeños, a la cama muy pronto - no vaya a ser que los Reyes Magos los encuentren despiertos y pasen de largo-. Una vez todo esté en silencio, a disfrutar de un gran momento para los padres. Adornar el salón, esconder los regalos, envolverlos, prepararlos con mimo e ilusión, como nos hubiera gustado a nosotros. Si los niños están profundamente dormidos, darles un beso con maquillaje dorado o rociarlos levemente de purpurina puede crear un efecto mágico que dé más luz si cabe a la mañana más especial del año. Y con el trabajo bien hecho, y antes de ir a dormir, unos minutos de relax dando buena cuenta de los turrones y brindando con cava. ¡Y es que somos unos excelentes Reyes Magos!

El amanecer deslumbrante

Llega el gran momento. Los Reyes han pasado por nuestra casa y ésta amanece llena de luz e ilusión. En primer lugar, si Sus Majestades han contestado a nuestra carta, la leeremos en voz alta y la agradeceremos.

La entrega de regalos puede ser una simple acción de desenvolver un paquete tras otro, o la podemos convertir en una aventura fascinante que haga de todo el proceso un juego apasionante, algo especial, feliz y significativo. Las ilusiones y el cariño no son proporcionales al número de regalos, sino más bien, a la forma en cómo se ofrecen y se reciben.

Abrámoslos de uno en uno y aceptémoslos con curiosidad, alegría y agradecimiento. Sólo así dejarán atrás su condición de "objeto" y recuperarán el valor emocional y cultural que poseen. Podemos incluir en todo este ritual el aprecio por las cajas, los lazos, los papeles de envolver regalos o los adornos, que también tienen su valor.

Combinemos todo ello con un desayuno especial, una buena taza de chocolate caliente, dulces navideños... Andemos en pijama, sin prisas, si es lo que nos apetece. Fotografiémonos con nuestros regalos. Regalémonos tiempo y dedicación, pues eso es lo que quedará impregnado en el recuerdo de nuestros pequeños y será una inyección de felicidad para todos.

Gestionando la abundancia

Nadie quiere perderse la oportunidad de regalar; a todos nos gusta hacerlo. Pero esta manera de ser puede tener una consecuencia ineludible: una gran cantidad de regalos que debemos gestionar. El pacto previo con la familia extensa habrá sido uno de los momentos cruciales, así como convenir entre todos qué es lo mejor para los niños como personas responsables de su educación que somos. (otra nota mía: esto me parece importantíííísimo!!!)

Podemos plantearnos tranquilamente valorar y agradecer los regalos, y guardar algunos para disfrutarlos y redescubrirlos más adelante. También podemos optar por dejar alguno de ellos en casa de los abuelos o tíos, de manera que cuando vayamos a visitarles los encontremos y podamos jugar con ellos. En cualquier caso, si eso es lo que nos ocurre, debemos buscar y pactar soluciones creativas e ingeniosas, siempre desde el sentido comùn y el buen humor y, en la medida que la edad de los niños lo permita, en complicidad con ellos.

Unas fiestas para recordar y compartir

* Aquellos juguetes que tanto deseamos cuando éramos pequeños no tienen por qué ser deseados por nuestros hijos. ¿Por qué no nos regalamos nuestro propio juego o juguete y lo compartimos con ellos? disfrutaremos más.

* Antes de ir a comprar deberíamos respondernos a tres preguntas: qué necesitan, qué desean y qué tienen... sin olvidar que los juguetes se regalan, no se imponen.

* Esforcémonos en no confundir el precio del regalo con su valor. El precio es la parte económica y su valor es la parte moral, emocional, afectiva y lúdica. Una pelota sencilla, una varita mágica o un casco de bomberos pueden ser de un enorme valor para un niño o niña.

* Regalemos con moderación. No tiremos la casa por la ventana ni les convirtamos en niños hiperregalados. Si regalamos continuamente cosas a nuestros hijos, no tendrán defensas para cuando no puedan conseguir aquello que quieran.

* No olvidemos que el mejor regalo que podemos ofrecerles, el más deseado por las criaturas, es, sin duda, nuestro tiempo. Dediquémosles mucho y de calidad. Disfrutemos de ello y con ellos. Aprenderán muchas cosas valiosas, y nosotros también.

Disfrutar sin caer en el exceso

Hay que ir con cuidado con la superabundancia de juguetes y, en cambio, fomentar la variedad. Gestionar un gran número de estímulos en forma de regalos no siempre es fácil. Nos ayudará:

* Explicar por qué queremos ese juguete, qué haremos con él, con quién jugaremos, dónde jugaremos. A parte de ayudarnos a pensar bien lo que escogemos, nos "agotaremos" antes de escribir y tendremos suficiente con un número reducido de regalos.

* Si escribimos las cartas entre toda la familia, podemos llevar a cabo alianzas que minimicen el número de regalos -pues el mismo aparece en varias cartas-. Además, los regalos conjuntos acostumbran a ser muy bien recibidos por los Reyes, por lo que tenemos muchas más posibilidades de que nos lo traigan.

* También podemos pedir complementos de un regalo. Por ejemplo, si los Reyes traen la bici, diferentes miembros de la familia pueden traer los accesorios: un casco, ropa adecuada, las protecciones...

* Combina regalos "físicos" con regalos "intangibles" en forma de tiempo para compartir, espectáculos, una cena en un restaurante que al niño le entusiasme, un canguro con su tío favorito...

Imágenes:

http://marivi24.wordpress.com/2008/12/22/692/

3 comentarios:

  1. Que bueno... el caso que el otro día llevé ese fascículo pensando que me lo había mirado todo...
    lo del beso de purpurina... no se me puede olvidar!
    verás que cara pondrá Julia, además duerme como un tronco.
    Ains.. y lo de niños "hiperregalados",que te voy a contar, Julia ha sido hija única y "nieta única" en las DOS familias durante más de cuatro años, hasta el nacimiento de Luisa... pues eso: sin comemtarios.
    Yo, por mi parte, siempre intento que no le caiga nada "gratis", pero los abuelos son imparables.
    Así que en casa viven unos duendecillos como "los diminutos" (¿te acuerdas de la serie?) que se enteran de todo lo que hacemos y cuando nos portamos bien nos traen regalitos ( de esos que ves por ahí y no puedes evitar comprar:tarros de plastilina, tatuajes y pegatinas de purpurina, libretitas, "gormitis" coleccionables (si,si a Julia le encantan los "gormitis" y yo antes siempre le decía "¿Cómo te gusta esto tan feo?" todo el mundo le decía "¿cómo te gusta esto tan feo y que además es de chicos?" y ella terminó por asumirlo y siempre contestaba: "es que a mi me gustan las cosas feas, es que a mi me gustan las cosas de chicos..." asi que hice de tripas corazón y disimuladamente me "cambié la chaqueta" y desde entonces intento que a mí también me encanten los "gormitis", los "transformers", las calaveras (si, si, glup), los dinosaurios (sobretodo los carnívoros que van a dos patas), en fin... no quiero que se sienta sola en"sus gustos"... ay como me enrollo, ya no sé cuantos paréntesis tengo que cerrar :)))))))
    Pues eso, que los duendecillos le dejan por ahí los regalitos, cuando vuelve del médico, cuando ha sido generosa, cuando no nos hacíamos pis...
    y no sabes la ilusión de "encontrarlos"
    Incluso siempre llevo "algo " en el bolso, porque los duendecillos a veces se cuelan en el coche y se van de viaje con nosotros... a veces también le traen chuches...
    anque de eso con los "cumples" del cole ya tiene bastante, (¡menudos cucuruchos! y ¡por sólo 1 € !)ay, esa es otra...
    Que difícil se nos pone para educar a valorar.
    Bueno Caro, que no me enrollo más con esto, que parezco una mama en el parque:)

    Aprovecho para felicitarte por anteriores entradas y sobre todo para recordarte que bien orgullosa tienes que estar, porque escribir, escribes que da gusto leerte, pero sobre todo piensa que sirves para aglutinar a ciertas personas que en muchos momentos necesitamos sentirnos representadas por palabras como las tuyas y cuando tengamos otra perspectiva tus palabras nos sirvan para aprender y reflexionar. No cambies Caro. Un besote.
    Y por leerte todo este comentario , también te debo un pinchito de tortilla.Cuando quieras.
    Alejandra.

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  2. Jajajaja! Lo del pincho está hecho cuando quieras, nos autoinvitamos mutuamente en cuanto encontremos el huequito!

    Me apunto la cosa de los "duendecillos", porque no se me había ocurrido y me parece una cosa estupenda :) y a mí también me encanta abrir paréntesis enormes que nunca se sabe dónde acaban!!! :)))))

    Pues sí, ahi tenemos que estar, de árbitros, para no pasarnos y que no se pasen los demás. Seguro que si ponemos empeño lo conseguimos. Pero es importante hacer ver a la familia, si es que no lo comparten, que los niños no tienen por qué tener muchas cosas. Las más importantes no cuestan un euro...

    Esta es otra época muy especial de mi vida, donde por segunda vez estoy conociendo a mujeres muy especiales de las que aprender y con las que compartir y crecer. Gracias a ti por estar ahí, Ale.

    Un besote!!!!!!!!!!!!!

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  3. Ay , que desastre... el beso de purpurina se esfumó, claro, con lo quietecita que duerme :DDD no me extraña
    y de los abuelos y regalos que te voy a contar.
    todo un despropósito ay ay ay y mira que desde que tengo a Julia intento que me guste la Navidad.

    Otra cosa: abrí un blog , pero me pasa que la hora sale mal... ya me irás explicando trucos... yo con la electrónica... un desastre.
    www.nuevasalejandradas.blogspot.com
    anda, cuando puedas me haces una visitita.¿vale?

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