miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mi boda

Me he acordado de ella a raíz del último post, y del comentario de mi amiga Alejandra. Gracias, Ale.

Que el día que se casa uno es de los más especiales de tu vida es algo compartido por muchísima gente. Lo que ya no es tan compartido son los motivos por los que uno siente que eso fue especial, y aquí hay casi tantos motivos como personas. Quiero creer que para mucha gente sea especial porque es el día simbólico en que unen sus vidas, supuestamente para siempre, con la persona que creen que es el compañero ideal para compartir lo que queda de camino. Tanto para quienes optan por una ceremonia civil como para los que lo hacen de manera religiosa.

Mi teoría es que no hace falta NADA para casarse. NADA. Más allá de rellenar unos formularios y querer hacerlo. Durante estos tiempos de 'crisis' he escuchado en la caja tonta a muchas parejas argumentar que posponen el casarse por la crisis. Porque no hay dinero. Y ahí es cuando yo pienso que no deben tener muchas ganas de casarse. Lo que tienen es ganas de boda. O más bien, de bodorrio. Ellos, o sus familias, que esto ya sabemos todos cómo funciona...

Para huir  de esta presión, hay gente que se casa en secreto, o en el lugar más recóndito imaginado para evitarse la 'presencia masiva de público indeseado'.  Qué gente más valiente, sigo pensando. Muchos me han dicho que soy una asocial, pero yo sigo pasmándome ante la idea de las concentra-bodas de 400 y 500 personas. Y pensar que los ciento y pico de la mía ya me parecían una manifestación... No comparto que una boda sea un 'evento social'. Para mí es un evento familiar e ÍNTIMO. O así debería ser. Vuelvo a repetir: para mi gusto.

Mi ideal de boda es reunir a tus mejores amigos y a tus familiares más queridos/cercanos (no a todos!) para presenciar tu unión, y luego celebrarlo como mejor le guste a uno. Fin. Como los que se casan son los novios, entiendo que ellos deciden a quién se invita y cómo se celebra. Desde tomar unos pinchos, hasta un desayuno, una comida en el campo o en su restaurante favorito. Y si se hace esto último, jamás mencionar la palabra 'boda'. Porque enseguida te sacan la sable-lista de menús y ya te puedes ir preparando... además, los restaurante y hoteles especializados en este tipo de eventos ya contemplan que no haya menos de 200 invitados, so penalización de cobrarte aún más caro cada menú. Así que los restaurantes y la familia extensa se alían, unos para que invites y los otros para ser invitados...

Lo único y lo más importante que recuerdo de mi boda fue la ceremonia. Nos casamos por la iglesia, felizmente, porque encontramos a Juan. Amigo y diácono (en ese orden). Un hombre de Dios casado y con tres hijos. Le conocí en las bodas de plata de mis suegros, y desde entonces supe que si alguna vez me casaba, tendría que oficiar él. No creía en una boda convencional por la iglesia, con un sacerdote sermoneandome sobre una vida matrimonial de la que claramente no sabe nada. Y Juan nos proporcionó un espacio bellísimo, físico y espiritual, para hacerlo realidad. Mucha gente envidiaría nuestro 'cursillo prematrimonial' :)  también recuerdo que pudimos elegir una ceremonia sin eucaristía (me parecía bastante extraño confesarnos y comulgar después de años sin hacerlo. Y en mi caso, especialmente, porque no creo en la confesión ante un sacerdote); buscamos las lecturas con cuidado, eligiendo las que más nos gustaban y nos parecían significativas; pudimos leernos una especie de votos escritos por nosotros antes del ritual de consentimiento; nos aceptó llevar unas 'velas de la unidad' que Azucena y Domingo nos habían regalado; nos invitó a todos a participar en la ceremonia. Consiguió que yo, como creyente un tanto 'outsider' en la iglesia, pudiera sentir la presencia de Dios en mi boda, que por supuesto deseaba. Pero hubiera preferido casarme sólo civilmente antes que pasar por la hipocresía de una 'boda eclesiástica convencional'.

En nuestra boda no hubo muchas cosas. No hubo coche de época ni coche de caballos, ni fotógrafo, ni cámara oficial. No hubo tríos, ni cuartetos, ni coros, ni nada. Al final me compré un vestido de novia convencional porque me 'dejé llevar', pero tampoco entraba dentro de mis planes. No fuimos de viaje de novios a República Dominicana, ni a Tailandia, ni a la Riviera Maya... nos fuimos una semana a unas casas cueva de Granada. Qué felicidad poder decir que nos sobraba TODO. Nos teníamos el uno al otro y la ilusión del paso que estábamos dando. Borrachos de trascendencia. Sabiendo que lo más importante, ya lo habíamos hecho aquel día a las 7 de la tarde.

Para que hubiera sido perfecto, sólo habría sido necesario que hubiera sido más íntimo. Y el precio de traicionarse a uno mismo frente a las 'convenciones sociales' es muy alto en la propia conciencia. El que haya pasado por ello sabe perfectamente a qué me refiero... encontrarse al final que tu boda ha sido otro producto mercantilista más, con sus sobres, con su dinero, es triste. Al menos para mí sí lo fue. No es que no agradezca que la gente fuera generosa (algunos demasiado :)), pero yo no quería dinero. Quería otra cosa que parece comprender demasiada poca gente...

Pero ya está. Como antes dije, lo único y lo más importante que recuerdo del día de mi boda es la ceremonia. Y que, entre tanto gentío, estaban los 'incondicionales'. Los 'invitados originales'.Esas personas que te acompañan por la vida, te enriquecen, te sostienen, y por los que tú haces lo mismo por ellos y o lo que te pidan. Las nociones de amistad y familia no están muy claras (como dice uno que yo me sé, 'it's not only blood bonds that link you to all the members of your family' :)). Estaban allí, a ratos sonriendo, a ratos riendo, algún ratillo con la lágrima... alegrándose sinceramente, compartiendo, celebrando.

Eso es, en suma, una boda.

6 comentarios:

  1. Pues que bonita Boda...de verdad... me hubiera gustado haberte conocido antes y lo mismo hasta hubiera estado presente allí , je :)

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  2. ay!! que no firmé. soy Ale.

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  3. Felicidades por ese día tan especial.
    Con tu descripción,al menos externamente, la mía se pareció más a un bodorrio. Pero fue lindísima. La preparamos con todo el amor y los detalles del mundo. Ambos leímos en la ceremonia religiosa. Hablamos para los invitados de lo que sentíamos y los hicimos participes de nuestra unión,nos dedicamos canciones... no paramos de bailar. Todos la recuerdan como una boda pastel, romántica y recuerdo ver llorar a menudo de emoción a gente que nunca hubiese dicho.
    Tubo mucho de eso, aunque también tuvo comilona, sobres, muuucha gente, risas, alegría, diversión, una típica tarta de pisos y un viaje a Laponia.
    No retiraría ni una sola cosa de la que hicimos o preparamos. Fue un día de cuento de hadas.
    Gracias por hacermelo recordar, me emocioné y eso que de mi primer amor estoy separada.
    Besos

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  4. Pues estoy bastante de acuerdo contigo. De hecho escribí sobre este tema también hace poco. Esto de las bodas a veces se convierte en una feria...

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  5. Ale, quién sabe, a lo mejor pa' la próxima jeje (con el mismo, espero!!)

    Me alegro que te trajera a la mente también la tuya, Dara :) no creas que con la palabra bodorrio quiero menospreciar las celebraciones multitudinarias... eso va en gustos. Y en sentimientos. Si a los novios les gusta y les hace sentir bien, es tan válido como lo contrario. Lo que a mí no me gusta es que uno tenga que invitar a mucha gente porque te sientas 'obligado' a hacerlo, los famosos compromisos. No me gusta tener que preguntar a terceros (o cuartos) cómo se llama el marido de Fulanita (a la que tampoco conozco de nada) para mandarle la invitación. No me gusta tener que invitar a mi boda a gente simplemente porque ellos fueron a la de mis padres/suegros, o ellos fueron invitados a la de esas personas (o a las de sus hijos -cuando no los conozco siquiera-). Considero que son compromisos que adquirieron nuestros padres/suegros, y que nosotros no tenemos por qué corresponder a esos compromisos.
    Si los novios tienen una vida social amplia, y una familia extensa con la que se llevan muy bien, veo normal que al final una boda sea multitudinaria. Y que lo sea porque los novios quieren, no porque lo quiera nadie más. Jo, no sé si me explico... :)

    Claro que en mi boda también hubo comilona! :) no hubo tarta porque me dijeron en el restaurante que ya 'no se estilaba' jajaja sólo nos la sacaron para la foto. Y un baile muy divertido... pero todo eso lo habría hecho igual, solo que más íntimo.

    Al final, lo bonito de una boda debería ser que lo recordaras como uno de los más felices de tu vida... y te aseguro que ninguna lágrima derramada por una novia preparando su boda es merecida...

    Mamareciente, recuerdo tu entrada. Y también que no contesté porque en ese momento no podía, porque como ves, cuando cojo la hebra es para rato. Y en este tema, me pasa lo que con la canción de Maria Isabel, NO ME TOQUES LAS PALMAS, QUE ME CONOZCO... :)))))

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